SCARE

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Scare


Capítulo Nº1

Afuera helaba y aún así me encontraba protegida entre los fuertes brazos de Nicholas que me brindaban calor.
—Podrías quedarte esta noche —Susurré jugando distraída con sus dedos.
Se acomodó para mirarme, tomó mi rostro con delicadeza y besó mis labios.
—Suena estupendo —Sonrió y acarició mi mejilla— pero… hoy no puedo.
Lo miré seria y luego cerré los ojos para largar un leve suspiro.
— ¿Cual es tu excusa? —Desvié mi mirada. No era mi intención encontrarme con alguna de sus tantas expresiones que me hacían perder la memoria.
—Hay una junta en el cuarto de Chris, no puedo faltar —Susurró y sentí su mano posarse en mi mentón, seguramente para hacerlo girar y que lo enfrentara.
—Está bien, entiendo —Sonreí— es obvio que una junta es mucho mas importante que yo, así que no te hagas problemas, está todo perfecto.
Lancé mi última mirada y me puse de pie para dirigirme hasta la ventana, supuse que saldría a dar una vuelta, la lluvia calmaba mis problemas y molestias.
Mi piel se erizó al sentir como posaba sus calientes manos en mis brazos descubiertos y los acariciaba de manera vertical.
—Tiff, no te enfades, es solo… —Interrumpí lo que seguramente serían mas excusas.
—No quiero saberlo, anda, yo… saldré también, quizás estaré en la alcoba de Melany —Suspiré sin voltearme. La lluvia caía de una forma especial aquella noche.
—Vamos, podré quedarme mañana en la noche ¿Qué te parece? De hecho podríamos improvisar algo ¿eh? —Susurró lentamente sobre mi oído y al acabar mordió con cuidado el lóbulo de mi oreja.
—Primero que nada eso ya no sería “Improvisar” y segundo, ya no. Sabes que soy orgullosa ¿Verdad? —Enarqué una ceja y lo miré a través del leve reflejo que se producía en el vidrio.
—No quiero irme sabiendo que estás enojada conmigo —Murmuró y apoyó su frente en mi hombro derecho sosteniendo sus manos quietas en mis brazos.
—Nicholas —Me alejé de él y lo enfrenté— no estoy enojada, solo es que… me molesta el hecho de que no quieras pasar una noche con tu… casi novia —Sonreí.
A todo esto… No éramos novios ¿Por qué aún no me lo pedía? Llevábamos más de cinco meses saliendo, es un largo tiempo y no tenemos oficialmente un noviazgo.
—Puedo hacer algo —Sonrió travieso y me acorraló contra el frío cristal.
— ¿Qué se te viene a la mente? —Susurré sobre sus labios, ya deseosa de tocarlos.
—Volveré temprano, lo prometo. Las juntas de Chris suelen ser un desastre, por eso es que nadie va y soy muy compasivo con él —Cada palabra vibraba en mis labios y yo enloquecía por dentro— cuando escuches tocar la ventana tres veces, es que romeo espera a que lo atiendas —Rió suave.
—Llegarás estilando —Cerré los ojos. Mis hormonas ya no podían más con su mortal cercanía.
—Es un riesgo, pero peor sería si me viniera por los pasillos, si nos descubren estamos muertos y no creo que quieras que tus padres se enteren de que un chico te visita por las noches ¿Verdad? —Acarició mi cintura por debajo de la delgada camisa a rayas rosadas.
—Supongo que eso sería un desastre —Reí y apreté mis puños. Ya no resistía, pero aún así no me dejaría vencer.
Sentí como por fin la distancia que había entre nuestros labios, que por cierto no era mucha, fue cortada. Pasivamente capturó mi labio inferior, mientras que con cuidado subía sus manos por debajo de la camisa y yo elevaba mis manos y enredaba mis dedos en sus rizos haciendo que la presión del beso fuese aún mayor.
Pasado un minuto me encontraba estirada en mi acolchado con Nick sobre mí. Sus manos ya desabotonaban botón por botón mi prenda de vestir y mi pecho subía y bajaba con velocidad.
Sus besos descendían desde mis labios, mi mentón y mi cuello, que fueron el punto final, pues se alejó de mí y se sentó pata analizarme con picardía.
— ¿Ya te vas? —Susurré sentándome a su lado.
Solo asintió y me miró una vez más. Vi como mordía su labio inferior tentativo y luego cerró los ojos para ponerse de pie y darme la espalda.
—Solo abotónate esa camisa —Susurró aún dándome la espalda.
Yo solo reí y obedecí a su petición. Me acerqué hasta él y lo abracé por la espalda.
—Te esperaré —Susurré.
Se giró y me miró con ternura.
—Prometo estar aquí, así que estate alerta —Me sonrió y besó mis labios pausadamente.
—Diviértete —Acaricié su mejilla y luego deposité un corto beso sobre su piel.
—Te quiero —Besó mi frente.
—Es solo de chicos ¿Verdad? —Enarqué una ceja.
—Si, es solo de chicos —Rió.
Le sonreí y el me devolvió el gesto para luego salir de la habitación.
Me lo había prometo, así que estaba tranquila. Sabía que lo haría… sabía que una de las cosas que detestaba era que le fallasen, por lo tanto, el no me fallaría.
Me metí a la ducha y me di un relajante baño, después de todo, los últimos días habían sido agotadores, el mes había estado repleto de exámenes que consumían me energía por completo.
Entre mi ropa interior, busqué la mejor y la más provocativa… sequé mi cabello y lo arreglé de manera sencilla, parecía que iba a salir, pero mis planes eran mejores.
Envolví mi cuerpo en una bata, me estiré en el sofá y prendí la televisión. Tenía que mantenerme despierta hasta que Nicholas llegara.
Los ojos me pesaban y sentía que mi cabeza apoyada en mi mano se caía. Tenía sueño… vamos, no podía ser muy tarde. Caminé hasta mi celular y analicé la hora… ¡Las 3 de la madrugada! Ok… calma, Nick dijo que llegaría temprano, supongo que eso sería temprano para el.
Seguí esperando… 3:30. 4:00, 4:30, 5:00… Ok, Nicholas Jonas me había fallado.
Totalmente enojada y frustrada me metí entre las frías sábanas de mi acolchado y dejé caer pesadamente mi cabeza en las almohadas. Esta me la iba a pagar.






















Capítulo Nº2

Al día siguiente me levanté con ojeras… ¡Genial! Eso se vería tan atractivo, había pasado una gran noche con Nick… ¿O no? Ah no, claro… olvidaba que me había dejado plantada.
Volví a bañarme, supuse que algo de agua caliente y jabón espumoso ayudarían a quitar tan solo un poco de mi espantosa imagen soñolienta.
Mi primera clase del día era matemáticas, algo que resultaba totalmente tedioso siendo que no estaba de los mejores ánimos y los números no eran mis mejores amigos.
Tomé mis libros y aún frustrada me encaminé hacia mi salón de clases.
— ¡Tiffany! —Exclamó una voz excesivamente chillona detrás de mí. Melany.
—Ah, hola Melany —Le sonreí sin ánimos cuando me alcanzó.
— ¿Fuiste a la junta de Chris? Dicen que estuvo fantástica —Comentó emocionada.
¿No que las fiestas de ese chico eran un desastre?
— ¿Ah si? ¿Qué tienen de especial? ¿Alrededor de 20 chicos solos hablando de fútbol y luchas? No suena interesante —Murmuré seria.
— ¿Quién dijo que habían solo chicos? Todas saben que las juntas de Chris son el principio de enormes romances, rumores, de todo… Dicen que Ryan y Clea anoche fueron mucho más que novios —Susurró mirándome sorprendida.
Me quedé muda… Nicholas me había dicho que solo era una junta de chicos. A ver si entiendo, aparte de haberme dejado plantada ¿Me mintió? Ok, esto si es grave.
—Esas fiestas apestan, son solo fastidiosos rumores… ¿Acaso quieres ir para que pronto estés en boca de todos? Solo arruinan tu reputación tal como lo acabas de hacer con Ryan y Clea —Dije molesta.
—Oye, no tienes buena cara… siempre quieres saber el chisme ¿Estás bien? ¿O que? —Arqueó una ceja.
—No, nada, estoy bien —Contesté seca— Ahora dime… ¿Algo más? ¿Algún Nombre que rime con Tick?
Me miró seria y luego sonrió.
—Oh, ya veo… No, de Nick no se ha escuchado nada, tienes suerte, es el único novio que has tenido del que no se han escuchado rumores —Rió.
La miré molesta. La verdad es que no he tenido buena suerte con los chicos. Los rumores y chismes siempre me jugaban en contra. Excepto esta vez, al parecer Nicholas era muy reservado.
El resto del camino al salón de clases fue lo mismo, rumor tras rumor, algo que debía importarme, pero debí suponer que tener a Nick dando vueltas por mi cabeza no ayudaba a mi concentración.
Al llegar, examiné cada espacio y rincón del salón, pero tampoco estaba ahí… Quizás no me había dejado planta y le había ocurrido algo…. Entonces fue cuando Chris pasó.
— ¿Sabes de Nick? —Dije deteniéndolo de un brazo cuando pasó por mi lado.
—Ham… no, ayer en la junta salió temprano —Me miró serio— pensé que iría contigo.
—Ham… ok y no, pero gracias —Le sonreí sin ánimos y me senté en un puesto donde pudiera estar sola.
Mi atención a la clase fue nula. No lograba concentrarme pensando en que era lo que había ocurrido con él. Mi vista durante los noventa minutos de clases estuvo fija en la ventana, en la cual solo podía ver como el cielo empeoraba cada vez más y los chubascos fuertes y pesados chocaban con el vidrio.
La clase finalizó y yo corrí al edificio de los chicos para ver si podía enfrentarme a Nick de una sola vez. Toqué la puerta de su habitación alrededor de 10 veces, pero nada… fue cuando entré sin permiso y me encontré con el cuarto ordenado y ni una señal de que alguien estuviese presente.
— ¿Nick? —Llamé cerrando la puerta— ¿Estás aquí?
Y el silencio apacible me respondía.
—Maldición —Farfullé y me dispuse a salir de la habitación.
Eché el último vistazo a la habitación y quedé con la mirada fija hacia el exterior del edificio… llovía con furia, al parecer una tormenta era lo que se aproximaba, pero aún así no era eso lo que llamaba mi atención. Me acerqué a la ventana y agudicé mi vista… a lo lejos del campus podía ver una figura pequeña, una sombra borrosa mas que nada, caminando pesadamente, algo bastante familiar si podía describirla y se encontraba muy cerca de lo que llamábamos “pequeño bosque”… dio alrededor de tres cortos pasos y cayó al suelo. Si mi vista no jugaba en mi contra, supuse que era Nick, pero… ¿Qué hacía afuera en un día de lluvia torrencial? Algo estaba pasando.
Desesperada tiré mis cosas en su acolchado y corrí al exterior del edificio. Mis piernas descubiertas se congelaron, había olvidado de vestía de verano… falda corta, mis sandalias con un taco simulado y una suéter de costura delgada.
— ¡Nick! —Exclamé al estar a una corta distancia.
Al llegar a su lado me agaché hasta su altura y lo ayudé a ponerse de pie, me alejé para tomar su rostro y fijar mi mirada con la de él.
—Dios, estás pálido ¿Me quieres explicar que haces afuera en un día como estos? Me tenías preocupada —Balbuceé acariciando sus mejillas y frente helada.
—Estoy bien —Expresó secamente.
—Vamos, hay que volver —Tomé de su brazo y lo empujé, a lo que él pareció retenerse.
—No tengo ganas de entrar aún, déjame ¿Si? —Se soltó de mis manos.
Me volteé y lo quedé mirando perpleja.
—Te vas a resfriar aquí afuera, de hecho, supongo que ya los estás… No me vas a decir que preferiste paras la noche congelándote aquí afuera en vez de estar con tu chica ¿Verdad? —Sentía como cada parte de mi cuerpo quedaba completamente empapada.
—Tiffany, por favor vuelve, estoy hablando enserio —Clavó sus marrones y profundos ojos en mí.
Sentí una extraña sensación invadiéndome… ¿Qué le sucedía? Estaba completamente estilando, estaba más pálido que nunca, sus ojos no se desviaban de mí y me analizaba con un aspecto tenebroso.
—Ya, basta de bromas. Tienes que entrar ahora —Ordené mirándolo seria.
Cerró sus ojos, agachó el rostro y apretó sus puños.
—Dije que quiero estar solo. Vete Tiffany —Su cuerpo temblaba y aún así se negaba a entrar.
Me alejé lentamente de él sin darle la espalda. Estaba confundida y preocupada. Pronto… me vi corriendo en dirección hacia el edificio.




















Capítulo Nº3

La extraña sensación que invadía mi cuerpo no desaparecía, seguía recorriendo cada rincón de mi cuerpo transformándose en algo parecido a un cosquilleo.
Cerré la puerta de mi habitación desesperada y me desvestí para secar mi húmedo cuerpo y protegerlo con ropa abrigada. No estaba en mis planes pegarme algún tipo de gripe. Al estar completamente alejada de cualquier tipo de humedad, cerré las cortinas de mi habitación prohibiéndole la entrada a la débil luz que el día emitía y hundí mi cuerpo entre las heladas sábanas de mi cama. Cerré mis ojos y planeé dormir para poder alejarme de los confusos y complicados pensamientos que tenía sobre Nicholas.
Me iba en un lento y profundo sueño… cuando tres pequeños golpes en el cristal de mi ventana, lo interrumpió.
Suspiré agotada y con esfuerzo levanté mi cuerpo, me senté en el colchón y llevé una mano hasta mi cortina para poder deslizarla hacia un lado. Como esperaba, ahí estaba Nicholas sonriéndome como si nada hubiese pasado.
Me levanté para correr hacia la ventana y dejar entrar a Nicholas acompañado de la enrome corriente que se producía en el exterior del edificio.
—Así que por fin decides entrar ¿Eh? —Dije cerrando la ventana con seguro.
—Yo… de verdad lo siento, necesitaba pensar —Lo escuché susurrar.
Me volteé y ahí estaba, completamente empapado y retirando la chaqueta de su cuerpo… y muy seguido su polera.
— ¿Q-qué haces? —Expresé temblorosa y luego arqueé una ceja.
Solo sonrió y se acercó para tomarme de la cintura y presionarme contra su cuerpo.
—Divertirnos un rato —Susurró con lentitud sobre mi oído.
—Nicholas —Mi voz sonó ahogada y pose mis calidas manos en el frío pecho de él para poder alejarlo— me dijiste que las fiestas de Chris eran solo de chicos, ¿Por qué? —Dije seria.
Miró el suelo y luego dirigió sus ojos marrones hacia los míos.
—Lo lamento, sabía que si decía que también irían chicas… te pondrías histérica —Confesó honestamente.
Solo suspiré y me volteé para dirigirme hasta la cama y meterme entre las sábanas.
—Vamos Tiffany, solo quería que estuvieras tranquila—Se acercó y se sentó a mi lado— sabes que te quiero y con todos estos meses que llevamos saliendo… no sería capas de engañarte —Acarició mi cabello.
Me giré y lo miré… se notaba tan sincero, ni si quiera sonría… parecía estar arrepentido por no haberme dicho la verdad.
—Ahora dime ¿Por qué no llegaste anoche? —Suspiré.
—Tuve un problema, pero tranquila ya… lo superé —Sonrió sin ánimos.
Me senté para poder mirarlo de un mejor ángulo, tomé su mano helada aún, acaricié su piel y sonreí.
Me acerqué lentamente hasta poder sentir como mis labios hacían contacto con sus rojos labios.
Lentamente me fui acomodando sobre su regazo, hasta lograr quedar sentada, rodeando su cintura con mis piernas.
—Tiffany, estás realmente de que quieres hacer esto —Susurró sobre mis labios.
Solo suspiré y asenté con mis ojos cerrados. La verdad era que Nicholas y yo nunca habíamos pasado más allá que besos y caricias apasionadas, pero habíamos tomado una decisión.
Tomó del inicio de mi polera y la deslizó hacia arriba hasta lograr quitarla y dejarla caer al suelo. Besó mis hombros con ternura, sin descontrol ni nada una de esas actitudes que dejaban dando vueltas a mi corazón. Su piel y sus labios aún seguían estando a una temperatura menor y muy diferente a la mía, cosa que con cada tacto sufría un gran escalofrío.
Enredé mis dedos en su cabello desordenado y aún mojado, para tirar y a la vez estrujar el agua, a medida que sus labios descendían hasta la loma de mis pechos y creaban explosiones dentro de mí.
Acaricié su pecho congelado de forma vertical y lentamente fui en busca del cierre de su pantalón.
Esos besos calmos y apacibles iban tomando velocidad cada vez más… y al mismo tiempo mi respiración se agitaba.
Tomé su rostro entre mis manos y lo guié hasta que mis labios pudieran hacer contacto con los de él, ya me estaba volviendo loca con el hecho de no tocarlos.
Me tiró hacia un lado y me acorraló entre sus piernas y brazos, manteniendo una corta distancia para poder analizarme.
—Eres hermosa muñeca —Susurró mirándome a los ojos.
Mordí mi labio inferior nerviosa y sentí como la sangre corría hasta mis mejillas. Nunca lo había escuchado decir algo de ese estilo y en un tono tan serio y sensual.
Su frío pecho hizo contacto con el mío y comenzamos a besarnos con calma y pasión. Rozaba tranquilo mis labios con su dulce lengua, delineándolos… algo que me dio la certeza de poder abrir mi boca y dejar entrar a su mentolado miembro en mi cavidad bucal.
De un momento a otro se alejó de mis labios y los llevó hasta mi cuello, para poder devorarlo con locura.
Lo disfrutaba y lo hacía maravilloso… hasta que su actuar comenzó a tornarse brusco y descuidado. Sus dientes parecían incrustarse en mi piel y comenzaba a sentir un pequeño dolor.
—Nick —Susurré incómoda.
Al parecer no prestó atención a mis palabras, sus movimientos cada vez iban más rápidos y bruscos.
—Nicholas —Mis manos se posaron en su pecho y trataron de empujarlo hacia un lado, pero su peso en mi cuerpo era mayor— ¡Nicholas! ¡Ya basta! ¡Me estás lastimando! —Exclamé.




























Capítulo Nº4

Una vez más, con todas mis fuerzas, empujé su cuerpo logrando por fin deshacerme de su peso y del terrible dolor que causaba en la piel de mi cuello.
De un salto salí del acolchado y me quedé mirándolo agitada y asustada. Llevé una de mis manos al lado izquierdo de mi cuello y la devolví para analizarla, por suerte no había herida.
— ¿Qué rayos sucede contigo? —Mi voz aún se notaba un tanto agitada.
Nicholas me miraba serio, sus expresiones eran frías y confusas.
— ¡Responde! —Exclamé furiosa.
—Yo… tengo que irme de aquí —Me miró por última vez y comenzó a buscar cada prenda de vestir que le pertenecía.
— ¿Y te vas como si nada? —Murmuré.
Al estar vestido se me acercó y me enfrentó.
—No, no, Nicholas no te vallas —Posé mis manos en su pecho, la polera aún seguía húmeda.
—Tengo que salir de aquí Tiffany, ahora… —Sus penetrantes ojos marrones acorralaron a los míos y esa extraña sensación volvió en mi interior.
—Solo quiero una explicación —Balbuceé cruzándome de brazos y apoyando mi espalda en la puerta. No huiría de mí.
—No la hay —Su voz ronca y seca me congeló— Ahora, déjame salir —Susurró.
— ¿Qué no entiendes? No te puedes ir así com… —Ni si quiera dejó que mi frase acabara.
—Aquí la única persona que no entiende, eres tú. Ahora déjame salir, estoy hablando enserio. Pronto… te explicaré que es lo que sucede —Me lanzó la última mirada.
Sin soltar ni otra palabra me hice a un lado y lo dejé salir.
Sentí un nudo en mi garganta. Se me hacía imposible de creer que Nicholas hubiese cambiado de un día para otro… No solía ser así.
Cubrí mi torso aún descubierto y volví a cubrir mi cuerpo con las sábanas, dormir me haría bien.
Decidí faltar a todas las clases que me correspondían… estaba exhausta y mas que nada confundida, lo que dificultaría un día de estudio.
Pensé que pronto Nicholas pasaría por mí a darme algún tipo de explicación a su extraño actuar, pero no apareció y mis profundos sueños llenos de paz y relajación fueron interrumpidos con fuertes golpes en la puerta de mi dormitorio.
Abrí mis ojos con los parpados aún pesados, la pieza estaba alumbrada… lo que describía a un día de sol, al parecer la lluvia había cesado.
Tiré las colchas hacia atrás y caminé con lentitud hasta la puerta, al parecer alguien estaba desesperado. Esperaba encontrarme con Nick, pero no, era Melany con la mejor expresión de espanto que pudiera crear.
— ¡Tiffany! —Exclamó mirándome exaltada.
No reaccioné, aún estaba hundida en mi sueño.
— ¿Sucede algo? —Expresé soñolienta y con mis ojos algo cerrados, aún así pude ver como los pasillos estaban muy congestionados por chicas alborotadas.
—Si, si sucede… —Me empujó hacia el interior de la habitación y cerró la puerta.
Me dejé caer sentada en mi cama y la miré, aún me miraba con espanto y yo solo atiné a sonreírle para luego bostezar.
—Y… ¿Qué es lo que pasa? —Balbuceé.
—Es Marry —Sonó fría y cortante.
— ¿Qué? Jake la dejó —No estaba interesada y menos si se trataba de Marry, era la chica que se dedicaba a estorbar siempre mi camino.
—No, no… es mucho peor —Se apoyó en la pared.
—Ve al punto, sabes que no me agrada —Fui brusca, detestaba los merodeos.
—La encontraron el patio trasero, muy cerca del extremo del campus… —Respiró y luego suspiró.
— ¿Y…? —Arqueé una ceja ¿Se suponía que debía interesarme?
—La encontraron… muerta, Tiffany —Me miró asustada y luego se mordió el labio inferior.























































Capítulo Nº5

Abrí grandes ojos y sentí como mi habla se cortaba. Ok, odiaba a esa chica, pero no le desearía mal, ni mucho menos la muerte.
— ¿Qué… Que fue lo que sucedió? —Tartamudeé estaba sorprendida.
— ¿Qué no escuchaste? Encontraron a Marry muerta —Estaba nerviosa.
—Yo… esto… esto es escalofriante, que te puedo decir —Susurré y miré hacia la ventana distraída pensando en la oscura imagen de su muerte.
—Ahora temo salir del campus. No tienes idea de lo terrible que es esto, quiere decir que no estamos seguras… nadie de hecho —Su voz temblaba, al igual que todo su cuerpo.
—Sus padres… —Miré el suelo— esto es… Se que esta pregunta será de mal gusto, pero… ¿La asesinaron? —Arqueé una ceja.
—Si, al menos no he oído sobre algún suicidio… además… —Guardó silencio y me miró angustiada— Tiff, no quiero salir de aquí, tengo miedo —Corrió hacia mí y se lanzó en mis brazos para comenzar a sollozar seguido.
Al igual que ella, la noticia me había golpeado fuerte, pero estaba demasiado impactada para poder asimilar bien los sucesos que comenzaban a suceder en el campus.
—Ya, tranquila… —Acaricié su cabello— solo… no te alejes mucho y no sucederá nada —Susurré—…Ahora las reglas serán mucho mas estrictas —Pensé en voz alta.
Me quedé alrededor de dos horas tratando de calmar a mi amiga, estaba asustada… la verdad es que este tipo de temas fueron siempre su debilidad.
Al parecer la institución había decidido darnos algún tipo de información, por lo que llamaron a todo estudiante para que se presentara en el gran salón.
La entrada hacia el gran salón estaba congestionada y el ruido que los alumnos provocaban no era del todo agradable.
Estaba a tan solo tres cortos pasos de ingresar, cuando alguien me jaló hacia atrás y me alejó de la multitud.
—Hola —Saludó entregándome la mejor sonrisa amistosa.
Lo miré seria y luego rodé mis ojos.
—Nicholas, ya estoy cansada de que aparezcas y desaparezcas de un segundo a otro. Hablaremos mas tarde, ahora quiero saber que es lo que ocurrió con Marry, creo a ti igual debería importante, estaba en la mayoría de tus clases ¿No? —Bufé y luego volví a mirarlo sin ánimos.
—No hay nadie en los pasillos, podríamos… escaparnos ¿No crees? —Sonrió y me jaló de la mano para que caminara junto a él.
Miré hacia mis lados, estaba en lo correcto, no había nadie ambulando por los pasillos.
—Prométeme que no desaparecerás —Susurré mirándolo a los ojos.
—Te lo prometo —Sonrió y entrelazó sus fríos y largos dedos con los míos para correr escaleras abajo, huir hasta su edificio, entrar en su cuarto y cerrar la puerta con seguro.
Me quedé parada inmóvil en medio de su cuarto y esperando a que se me acercara y terminara de rodear mi cintura con sus fuertes brazos.
—Prometes cuidarme si hay un asesino suelto —Susurré sobre sus labios al mismo tiempo que rodeaba su cuello con mis brazos.
—Lo prometo —Curvó sus labios en una perfecta sonrisa y atrapó a mis labios de una manera dulce y lenta.
—Estás helado —Susurré con mis ojos cerrados y mi frente apegada a la de él.
—Tranquila, me siento bien… quizás pronto me resfríe —Sonrió y besó mi frente.
—Nicholas… —Me alejé de él y lo miré a los ojos— Deseo estar contigo —Susurré nerviosa y tomé sus manos para guiarlas hasta el primer botón de mi camisa manda larga— siento que esto es lo correcto y quiero que sea contigo siempre y para siempre.
Cerré mis ojos y suspiré. Temí que él no quisiera lo mismo, que él solo pensara que yo era un simple e inútil juego.
—Yo… lo había pensado… —Suspiró sobre mis labios— y siempre supe que tú eras la persona indicada Tiffany.
Sentí como sus dulces labios capturaban al ritmo de una melodía inexistente, pero llena de tranquilidad y cariño. Nunca lo había sentido tan apacible, sus manos estaban tranquilas posadas en cada salo de mi cuello y no hacía ni un movimiento brusco.
—Pero antes… —Susurró al alejarse centímetros de mí— hay algo que necesitas saber.

















































Capítulo Nº6

—Dime —Lo invité a seguir cuando vi que tragaba saliva, seguramente nervioso.
Sus labios se entreabrieron y al momento en que estaba decidido a pronunciar una palabra unos cuantos ruidosos golpes en él rectángulo de madera lo interrumpieron.
No hice más que rodar mis ojos y buscar en las habitaciones un tipo de escondite.
— ¡Nicholas! —Exclamó desde el otro lado de la habitación una voz bastante grave.
—Es el asesor de cuartos —Susurró afligido.
—Era obvio ¿No? Mi asesora de cuartos también debe de andar en mi busca —Bufé.
Me tomó de un brazo y me arrastró hasta dentro de su armario, allí dentro tuve que adaptar una de las posiciones más incómodas ocultándome entre las prendas de Nick, que por cierto, desprendían un perfume tan varonil que lograban hacerme sentir el mismo grado de mariposas en el estómago que cuando el estaba cerca de mí.
— ¿Por qué no estás en el gran salón? —Investigó su asesor apenas ingresó en el cuarto.
—No me siento bien, preferí quedarme acostado —Se excusó de una manera firme, tan creíble que posiblemente engañara a su asesor sin problemas.
Hubo una pausa, lo suficientemente larga para que comenzara a temer de mi escondite, posiblemente el hombre dudaba.
—Estás muy helado —Comentó— Debes estar con escalofríos. Podrás quedarte, pero no salgas de la habitación hasta que vuelvan tus compañeros ¿Entendido?
Nuevamente un silencio, finalmente escuché la puerta cerrarse y al armario se abrió. Salí afligida, estaba ahogándome.
—Pensé que nunca se iría —Sonreí adaptando el ritmo de respiración normal.
—Tampoco yo —Carcajeó y me abrazó— Tiffany, será mejor que… —Lo interrumpí.
—Lo sé, volveré a mi cuarto… tendré una buena excusa —Sonreí sin ánimos.
—Pero antes… tengo que decirte algo —Me alejó de sus fríos brazos para mirarme y sonreírme con dulzura— ¿Te parece bien si este fin de semana acampamos en el extremo del campus?
No expresé ni una sola palabra, el extremo del campus era donde había ocurrido el asesinato de Marry, estaba alejado de cualquier edificio, de cualquier persona que en caso de peligro pudiera ayudarnos.
—Nick, ahí es donde… —Lo miré nerviosa.
—Lo sé, pero vamos, no irás sola. No desconfías de mi ¿O si? —Clavó sus profundos ojos marrones en los míos.
—No es que desconfíe de ti, Nick, es solo que… me da miedo estar en una zona donde alguien fue asesinada ¿Entiendes? —Sentí un terrible escalofrío recorrer todo mi cuerpo con solo pensar que dormiría en el bosque.
—Vamos, no sucederá nada… además estaremos tranquilos… solo los dos. Prometo protegerte si sucede algo —Susurró pausadamente sobre mis labios.
Cerré mis ojos y me dejé llevar por ese aliento dulzón.
—Está bien —Murmuré bajito sobre sus labios, ya moría por tocarlos una vez más.
— ¡Perfecto! —Exclamó animado y se alejó de mí. ¿Por qué era tan cruel? Yo esperaba un beso, no solo susurros.
—Entonces prepara tus cosas que mañana en la noche pasaré por ti —Sonrió travieso.
—Estará rodeado de personas, la seguridad aumentará Nick, es probable que nos encuentren y hasta ahí llegue nuestro campamento —Que negativa era… y todo por miedo.
—No conoces bien el campus, de hecho ni los profesores… se como llegar sin que nos vean —Sonrió.
Solo suspiré y luego me acerqué a su mejilla para depositar un pequeño beso.
—Te quiero —Musité tranquila.
—También yo
—También yo —Susurró.
Como toda una fugitiva, salí por la ventana y me escabullí a mi dormitorio.























































Capítulo Nº7

Sin nada más que pensar, tomé una de mis mochilas más adecuadas para la salida y guardé lo que me fuese necesario. Debía estar preparada, por eso no vendría mal un par de vendas y otros utensilios de emergencia. Ropa bastante abrigada, pasar un día en la zona más húmeda del campus y en esta época del año no seria nada agradable.
Estaba más ansiosa que nunca, la verdad era que nunca me había imaginado acampando y menos con Nick. No era exactamente el tipo de chica que sale de paseo… no más lejos que a tiendas comerciales, buenos estilistas y lujosos salones de bellezas.
El reloj marcaba la una de la madrugada y mis ojos estaban más abiertos que nunca esperando a Nicholas. Di vueltas por mi habitación recorriendo de extremo a extremo, esperando a que suaves golpes en la ventana señalaran que ya era hora. Me acerqué hasta una de las paredes jugando con mis manos y pronto me volteé para caminar ansiosa hasta el otro extremo, esta vez… mi paso se detuvo en seco, al igual que mi corazón.
— ¡¿Nick?! —Interrogué mirándolo asustada— ¿Cómo?... ¿Cómo? ¿Como rayos hiciste? —Balbuceé— tú… ¡Me matarás de un susto! —Regañé mirándolo de mal gusto, algo que no me gustaba era que las personas aparecieran de un momento a otro.
Solo sonrió y me estiró los brazos, esperando a que corriera y me abalanzara sobre él supongo, pero no… opté por cruzar mis brazos y arquear una ceja.
—La ventana estaba entreabierta, pensé que la habías dejado así para mí —Sonrió galán y movió sus dedos aún nos los brazos estirados hacia mí.
Suspiré y dejé que cada músculo de mi anatomía se relajara, habían quedado bastante rígidos en el momento que vi a Nick aparecer casi por obra de magia.
Caminé con lentitud y dejé que sus fuertes brazos me acogieran.
—Estaba muriendo por verte —Susurré acariciando su pecho.
—También yo —Lo escuché murmurar para luego presionar sus labios en mi cráneo— Ya es hora de irnos, revisé el campus, está mas vacío que nunca… Y decías que se pondrían drásticos —Carcajeó y entrelazó sus dedos con los míos.
Cargó su gran mochila al hombro y tomó otro bolso alargado, lo que supuse que sería nuestro refugio esta noche.
Salimos de la habitación por la ventana y nos escapamos por lo más sombrío del recinto estudiantil.
Al incorporarnos en la húmeda zona rodeada de árboles enormes, musgo creciendo por todas partes, ramas crujiendo en el suelo, sonidos de animales nocturnos… provocó el nacimiento de esa extraña sensación en mi corazón, miedo, nada más… odiaba la oscuridad, pero que mas da di Nicholas es quien me arrastra por ella.
Dejamos caer las cosas en un espacio vacío, no era mucho tampoco, peor lo suficiente espacioso para una carpa.
Queriendo demostrar que sería de gran ayuda, me ofrecí para levantar la tienda, cosa que luego de un minuto de esfuerzo lo único que logré fue que una de mis hermosas uñas, barnizadas por un suave rosado, se quebrase.
— ¡Maldición! —Bufé completamente frustrada mirando mi mano derecha con detención.
—Tiffany… ¿Estás bien? —Expresó con preocupación y se acercó para averiguar que era lo que sucedía.
—No, no… nada —Oculté mi mano detrás de mi espalda y le sonreí.
—Ven, vamos… muéstrame lo que escondes —Me miró con obviedad y para rendirme, no hizo más que rozar sus labios con los míos y alejarse para sonreírme.
Embobada y ya hipnotizada ante sus ojos, sonrisa y la demás perfección que presentaba, estiré mi mano frente a él, sin pensar que lo tomaría como algo insignificante, sabía que eso de las uñas no era un tema de interés para los muchachos.
— ¿Qué es lo que sucede? —Preguntó tomando mi mano y revisándola con interés.
—Es… solo… —Balbuceé— Mi uña… —Reí nerviosa. Me encontraría superficial, lo sé.
—Oh —Me miró y sonrió— si quieres, puedo terminar la tienda y tu preparas algo de chocolate ¿Te parece? Está preparado… en el termo —Sonrió con ternura y acarició mi tibia mejilla con su siempre tan fría mano.
Le sonreí a gusto y feliz corrí hacia el termo para encontrarme con dos tazones y llenarlos de ese exquisito líquido dulce.
Luego de unos cuantos minutos, con agilidad Nicholas terminó por acabar la tienda y dejarla totalmente equipada con lo suficiente para dormir. Colchón y un montón de frazadas.
Enseguida nos metimos dentro del refugio y la cerramos para poder alejar a la humedad y un poco al frío.
—Ten —Le estiré la taza con chocolate.
Quedó observando el tazón sin ánimos y luego lo cogió entre sus manos.
—Lo preparaste muy bien —Comenté mientras tomaba un sorbo de este.
—Es lo único que puedo hacer en cuanto alimentos —Rió divertido y dejó su taza competa a un lado.
— ¿Qué? ¿No vas a beber ni un poco? —Lo miré confusa, siempre había amado el chocolate caliente.
—Yo… no tengo… no me apetece tomar —Me sonrió nervioso y desvió la vista.
Aún sin comprender su actitud terminé mi tazón gustosa, mantenía a mi cuerpo con la temperatura a nivel medio y a la vez lograba estar más despierta.
—Definitivamente tienes el don para preparar esto —Comenté entretenida y lo dejé junto a su taza aún llena.
—Gracias… sabía que te gustaría, deberías beberlo todo pues mañana por la mañana ya estará… —Lo interrumpí osando mi dedo índice en sus labios.
—Necesito probar otra cosa —Susurré acercándome, lo suficiente para enfrentarlo a los ojos y por poco tocar sus labios.
Me miró serio, nervioso, desconcentrado. Noté como tragó saliva y luego sonrió.
—Yo… yo… no traje… yo… —Tartamudeó seguido para luego posar sus manos en mi cintura.
—Tus labios —Mordí el inferior mío y acaricié su mejilla.
Sin besarme, lentamente me fue empujando para quedar recostada sobre el colchón.
—Será mejor que nos cubramos con las sábanas —Susurró sobre mis labios— Morirás de frío.
Sentí la acumulación de sangre en mis mejillas... el solo sonrió y tomó mi rostro para besarme con dulzura y fervor en los labios.
Mis manos se arrastraron desde su espalda hasta poder enredar mis dedos en el nacimiento de sus perfectos rizos en su nuca.
Antes de seguir besándonos y que la velocidad aumentase, tiramos las mil sábanas hacia atrás y nos refugiamos entre ellas.
—Tu piel, tus labios, tus ojos, su sonrisa… tu piel —Susurró con la respiración agitada sobre mis labios.














Capítulo Nº8

Ese típico escalofrío nervioso recorrió cada rincón de mi cuerpo al sentir sus manos congeladas acopladas a la piel de mi cintura.
—Tienes mal la circulación de la sangre —Comenté sobre sus labios.
— ¿Qué que hablas? —Cuestionó impaciente entreabriendo sus labios y con los ojos cerrados.
—Siempre estás tan helado —Acaricié su mejilla.
—Pues… hace frío. Tiffany ya no puedo resistirme —Murmuró abriendo sus ojos con rapidez y analizando mi rostro.
Con suerte alcancé a enarcar una ceja cuando sus manos deseosas, me adjuntaron a su cuerpo con presión y solté un quejido.
Enredé mis manos en su enrulado cabello y jalé de él para profundizar el apasionado beso, mientras que mis piernas se enredaban con las de él y así podíamos mantener la distancia corta.
Aún después de mil caricias bastante apasionadas que había tenido con Nick, en ni un momento las cosas pasaron a mayores, por lo que mis nervios en esta noche eran más del 100%. Su lengua estaba eufórica, extasiada, dentro de mi cavidad bucal. Iba de un lado a otro, declarándole la guerra en todo momento a la mía y yo por otra parte no me daba por vencida, pero de un modo siempre atinaba a perder.
Su cuerpo recostado a mi lado, de un momento a otro, estaba posicionado sobre mi anatomía. La presión que ejercía sobre mí, simplemente me enloquecía, la verdad era que Nicholas parecía estar más despierto que nunca y dispuesto a explorar todo lo que otros días habíamos detenido.
Ya enloquecida por querer sentir su piel cálida bajo las telas que la cubrían, tomé el borde de su oscuro polerón y antes de jalarlo hacia arriba, Nicholas estiró los brazos y esperó a que su prenda fuese quitada de su cuerpo. No había que demorar, o por lo menos era lo que mis hormonas revolucionadas con tanto juego pedían, por lo apenas su polerón chocó contra una de las delgadas paredes de género de la tienda, tomé su polera y la deslicé hacia arriba con velocidad. Esperaba a que su piel estuviese cálida para recibirme, pero fue al contrario, mis manos acariciaron su triangular espalda de arriba hacia abajo sintiendo como cada vez más su piel se volvía hielo.
El sentir como mordía mis labios con desesperación, pero a la vez sin querer causar algún tipo de daño, me agitaba por completo por cada segundo que pasaba. Apurado, desesperado, comenzó a quitar mis pantalones de buzo. Finalmente, terminó por arrodillarse en el colchón para poder quitar del todo la prenda y me miró fuera de si. Respiraba agitado, su pecho subía y bajaba en busca de aire, mientras que yo por poco llegaba el mismo estado… y eso que aún comenzábamos.
Sin volver a acoplar su cuerpo al mío, tomó de las separaciones de los botones en mi camisa y tiró fuertemente de ellas, dejando mi torso cubierto únicamente por el bracier. Me analizó con detención mientras que yo mordí mi labio inferior con nerviosismo al ver que su mirada se concentraba en una zona específica.
Antes de que volviera a tocarme, fue más veloz y llevé mis manos apresuradas al broche de su pantalón. Cuando comenzaba a bajar el cierre lo miré directo a los ojos y el respondió con los suyos. Al estar desabrochado tomé el borde y lo bajé. Prontamente se encontraba cubierto únicamente por la ropa interior sobre mí, que por cierto, estaba en el mismo estado.
En un momento, aún con desesperación, separó mis piernas y comenzó con una constante presión entre ellas logrando que ahogara más de mil gemidos dentro de su boca.
Sus extremidades tomaron de los breteles de mi bracier y los deslizaron impacientes hacia los lados para luego terminar por dejando la prenda a la altura de mi ombligo y poder retirarla con mas facilidad.
Sus labios se alejaron de los míos para analizarme.
—Nick… no hagas… eso —Susurré sin aire y lo miré de mal gusto. Me incomodaba.
—Eres hermosa —Susurró quitando mis brazos que cubrían mis pechos y los acomodó a cada lado de mi rostro.
Cerré los ojos, no podía estar mirándolo cuando analizaba mi torso completamente desnudo.
Sentí que algo explotó dentro de mí, sentí a mi cuerpo arder cuando sus labios fríos rozaron la delicada piel de mis pechos.
A mis pulmones ya no ingresaba oxigeno y comenzaba a ahogarme en el tremendo placer que Nicholas causaba en mí.
Con fuerzas indescriptibles empujé a Nick hacia un lado y me subí sobre él para poder quitar ese apretado bóxer negro que me enloquecía. Me tiró hacia un lado y volvió a presionarme con su cuerpo.
Tomó mi rostro entre sus manos y me miró directo a los ojos.
— ¿No… No tienes… miedo? —Pronunció agitado y con seriedad.
Lo miré confundida y luego rocé mis labios con los de él.
— ¿A que se supone que debería tenerle miedo? —Interrogué acariciando su pecho.
—A mi —Articuló tiritando y se acercó con violencia a mis labios para atacarlos sin control.
Enloquecido y desesperado recorrió todo mi cuerpo con sus manos, piernas, muslos, vientre pechos… cada rincón de mi anatomía le pertenecía.
De un momento a otro nos encontrábamos desnudos aún besándonos eufóricamente, hasta que separó mis piernas y sentí un fuerte dolor entre ellas. Enseguida mis ojos se cubrieron de lágrimas y gemí con dolor sobre sus labios. Notaba su intento por ser delicado, por no desesperarse mucho, por mantener el control, pero cada vez se le hacía más difícil el intento de contenerse. Sus movimientos eran rápidos y bruscos, por lo que mis piernas terminaron por ser dormidas y no sentir la mitad de mi cuerpo.
Luego de un tiempo largo, mis sentidos volvían a vivir y la sensación terrible del dolor intenso se esfumó, ahora solo sentía la gran adrenalina y el placer que él provocaba. Gemía sobre mis labios, tocándolos sin fuerzas y alejándose un poco para mirarme con los ojos entrecerrados.
Finalmente cayó sobre mi pecho y ambos respiramos agitados en busca del aire que habíamos perdido.
Sentí como temblando se alejó centímetros y abrí mis ojos para encontrarme con los suyos bastante abiertos. Había algo especial… algo que no era de él, no sabía que, pero lo sentía.
—Nick… —Susurré con un hilo de voz.
Su cuerpo temblaba y yo solo atinaba a analizar su rostro con detención…; Sus ojos. Quizás solo era mi perdida imaginación, pero podía notar que sus profundos ojos marrones, estaban pintados por un suave color miel.
—Tus ojos… —Murmuré sonriendo, lucía hermoso— tus ojos están… —Suspiré.
Entreabrió los labios y se acercó lentamente hasta el lado izquierdo de mi cuello.















Capítulo Nº9

Presionó sus fríos labios en la húmeda piel de mi cuello, los entreabrió un poco en hincó sus dientes con delicadeza para luego rozar su lengua y finalmente alejarse.
—Tengo que salir de aquí… —Murmuró dejándose caer a un lado del colchón y se sentó en este.
— ¡¿Qué?! —Exclamé atónita sentándome a su lado cubriendo mi torso descubierto con las sábanas— No te puedes ir… ¡No puedes dejarme sola! —Exclamé.
—No te dejaré sola Tiffany —Susurró sin mirarme y tomando sus prendas de vestir.
— ¿Qué diablos haces? ¿A dónde piensas ir? —Tomé de su brazo.
—Escucha —Se volteó para mirarme y clavó sus ojos dorados en los míos— tengo que salir, solo… necesito un poco de aire —Cerró los ojos con fuerza y su cuerpo tembló.
— ¿Estás bien? —Tomé su rostro entre mis manos— estás temblando y aún sigues muy frío.
—Tienes razón, quizás la circulación de mi sangre es mala —Se soltó de mis manos y siguió vistiendo su anatomía.
No me dejó más que decir. Lo quedé mirando confundida, la verdad es que las cosas con Nicholas se habían vuelto un tanto extrañas desde que había asistido a la junta de Chris.
Salió de la carpa y me cubrí hasta la cabeza con sábanas. El ruido proveniente desde el exterior, animales nocturnos, ramas chocando con otras, el frío viento soplando con intensidad no eran señales de un buen sueño.
Desperté al sentir la helada piel de sus labios sobre mi mejilla. Mis parpados apenas se abrían, pero aún así hice el intento por despertarme del todo bien y dedicarle la mejor sonrisa de dormida que pudiera expresar.
—Buenos días —Susurré con la voz adormilada.
— ¿Cómo amaneciste? —Preguntó con ternura acariciando mi cabello.
—Bien… —Susurré— Nick… ¿Me podrías decir a donde fuiste anoche? —Me levanté un poco para poder apreciarlo de un mejor ángulo.
—A ni una parte, yo… solo estaba un tanto mareado, necesitaba algo de aire —Se explicó regalándome una amplia sonrisa.
Arqueé una ceja un tanto insegura, la verdad era que no confiaba del todo en sus suaves palabras.
— ¿Qué? —Sonrió— ¿No vas a creerme?
— ¿Necesitabas aire cuando en realidad parecías estar temblando de frío? —Susurré.
—Te dije que estaba un poco mareado —Sus expresiones tiernas y relajadas se tornaron molestas.
—Está bien —Suspiré y dejé caer mi cuerpo en el acolchado.
—Es mejor que volvamos. Posiblemente de día revisen el bosque… —Se levantó de nuestra cama y salio de la carpa.
Ok, si estaba sucediendo algo y lo peor de todo era que ocurría frente a mis ojos y yo no me daba cuenta.
Me vestí y salí de la carpa para ayudar a Nicholas a desarmar nuestro pequeño campamento.
Gracias al cielo llegamos al edificio sin ni un problema, Nick me dejó en mi habitación y se despidió con un caluroso beso antes de marcharse.
A pesar de haber dormido toda la noche placidamente, los ojos me pesaban y mis piernas parecían temblar. Estando a punto de correr a la cama y quedarme tranquila esterada sobre ella, la puerta sonó con desespero. Suspiré y me encaminé hasta el rectángulo de madera sin ánimos. Ahí estaba Melany.
—Hola… —Sonrió y se escabulló dentro de mi cuarto antes de que la invitara a pasar.
—Planeaba descansar —Articulé con desagrado, la verdad que sus ánimos prendidos todo el tiempo el 100% me desesperaban.
—Lo lamento, pero… Necesito saber algo —Me indicó con su índice y sonrió traviesa.
— ¿Qué quieres saber? —Suspiré y apoyé mi espalda en la puerta.
—Anoche… ¿Dónde estuviste? Vine a visitarte de sorpresa y al darme cuenta de que no estabas tuve que cubrirte toda la noche —Se cruzó de brazos y sonrió.
¿Qué se suponía que debía decirle? En un principio estaba decidida por contarle todo, pues era mi mejor amiga, pero por otro lado… todo lo que le decían salía de su boca y esto era un tema delicado.
—Yo… solo… salí —Murmuré mirando hacia un lado.
—No me vengas a mentir a mí, ya dime, estuviste con Nicholas ¿No es así? —Que directa era.
Lo analicé por… tres segundo, creo.
—Si —Murmuré— Pero solo… salimos a contar las estrellas ¿No es romántico? —Comenté con rapidez antes de que me lanzara un comentario sobre lo que ella pensaba.
— ¿Solo eso? —Arqueó una ceja y noté el grado de decepción.
— ¿Qué diablos esperabas? —Reí— Solamente tenemos 16 años… —Sonreí de lo más natural.
— A-BU-RRI-DO —Sonrió y se puso de pie.
Mi boca atravesó el suelo… ¿Acaso esperaba algo más? Ok.
Paso por mi lado y al abrir la puerta nos encontramos con la asesora de cuartos y su puño cerrado en alto, seguramente apunto de golpear la madera.
—Es mejor que bajen a la sala. Ahora —Habló con voz lúgubre.
— ¿Sucede algo? —Pregunté con un frío presentimiento en el corazón.
Asintió y luego se desapareció por el pasillo. Antes de partir tras ella, miré a Melany, cual rostro enseguida se tornó pálido.































Capítulo Nº10

—Será mejor que vayamos pronto —Murmuró tomando de mi brazo y así me arrastró corriendo por los pasillos.
Todas las chicas estaban reunidas en la sala principal del edificio y como era de esperarlo el bullicio que sus voces producían era molesto.
Me senté junto a Melany y el resto del grupo de chicas con quien solía juntarme diariamente.
Luego de ciertos minutos de espera apareció la directora, al parecer la noticia no era anda buena, sus expresiones eran muy similares a la de nuestra asesora.
—La hemos reunido aquí para darles a conocer las grandes tragedias que hoy en día están sucediendo dentro del establecimiento —Mi corazón que palpitaba a su ritmo normal, de a poco iba subiendo el nivel de arritmia.
El salón explotó en murmullos curiosos e interrogantes.
—Hace unos días atrás su compañera de tan solo 16 años de edad, Merry, fue asesinada. Luego de buscar algunas pistas que pudieran indicarnos el indicio de su muerte, los investigadores terminaron por decirnos de que no había rastros. Ahora… Hoy en la mañana, al revisar una vez más la zona trasera del campus pudimos hallar a una persona más —Guardó silencio y percaté como tragaba saliva nerviosa.
El salón permaneció en silencio esperando con nerviosismo y temor el obvio mensaje que nos dejarían.
—Margaret, con también 16 años, fue asesinada y como es de esperar, por el mismo atacante. Su cuerpo luce igual que el de Merry, pero esta vez alguna de sus prendas están desagarradas.
El susto se propagaba con rapidez por todas las chicas del vestíbulo. Resultaba que ahora todas estábamos en peligro y teniendo enfrente los casos, eran chicas de 16 años las víctimas. Seguro que mi corazón saltaba sin agotarse, yo había estado afuera del edificio a solas con Nicholas… sin nombrar que un momento me dejó a solas.
—Las reglas del establecimiento cambiarán para cada estudiante. Apenas oscurezca las puertas estarán cerradas y a quien se sorprenda fuera del edificio me temo que será inmediatamente expulsado. No hay mas que decir, no salgan solas muchachas y menos cuando obscurezca —Dijo con frialdad y se marchó dejándonos en compañía de otras personas con cargos importantes.
La charla parecía ser interminable, más aún cuando mis sentidos estaban vueltos un alboroto al querer ir en busca de Nicholas y contarle lo sucedido.
Toqué repetidas veces la puerta de su habitación y luego de unos minutos salió a atenderme.
—Nicholas —Murmuré y lo empujé al interior de la habitación para incorporarme en esta y cerrar la puerta detrás de mí.
— ¿Sucede algo? —Preguntó confundido. Más bien preocupado ante mi agitado estado.
—Anoche… Anoche asesinaron a otra chica, pasó cuando nosotros estábamos allá afuera, pudo habernos pasado algo —Traté de recuperar la respiración inhalando y exhalando repetidas veces.
—Pero no nos sucedió nada —Susurró y sonrió… ¿Acaso no escuchó la expresión “asesinar”?
—Nick, algo extraño está pasando dentro del campus, esto nunca había ocurrido y es ahora mas que nunca cuando necesito que estés a mi lado. Tengo miedo —Sollocé y corrí hasta sus brazos para refugiarme en ellos.
Sentí como soltaba un leve suspiro y acariciaba mi espalda de manera vertical.
—Tranquila, no te sucederá nada si estás a mi lado —Besó mi cabello y me separó para dedicarme una sonrisa llena de confianza.
— ¿Por qué lo dices tan tranquilo? —Lo miré seria. Era imposible que Nicholas tuviera que ver con respecto a los asesinatos, pero su voz y expresiones nunca habían sido tan relajadas.
— ¿Que? —Carcajeó— ¿Acaso esperas a que me desespere y que te transfiera ese miedo? Tengo que lucir relajado ¿No es así? —Sonrió acariciando mi mejilla.
Solo sonreí y asentí, no alcancé a decir más cuando depositó un tierno beso en mis labios.
—Te prometo que nada sucederá, estás fuera de todo peligro —Susurró con esa extraña seguridad.
Nos miramos a los ojos y nuevamente había algo que me llamaba la atención. Por lo que recordaba sus ojos anoche eran dorados… color miel… y ahora eran el color marrón que siempre había distinguido en él.
















































Capítulo Nº11

Lo analicé con cuidado, quería cerciorarme del todo bien si era cierto lo que mis ojos decían sobre su nueva apariencia.
Al parecer mi expresión confusa lo hizo reaccionar.
— ¿Sucede algo? —Preguntó con velocidad para luego besar mi frente.
—Nunca me habías dicho que usabas lentes de contacto —Sonreí y me alejé de sus brazos par caminar hasta un sillón y dejar caer mi cuerpo sobre este.
— ¿Lentes de contacto? No los uso —Arqueó una ceja.
—Claro que si. Anoche tus ojos eran de color miel… eran dorados, ahora son marrón oscuro, el color que siempre noté —Lo enfrenté seria.
—Tiffany, juro por mi madre que nunca he usado… —Guardó silencio y noté como tragaba saliva nervioso.
— ¿Qué? —Fruncí el seño. ¿Por qué era que solía comportarse tan extraño?
—Yo… no, nada, no te preocupes —Cubrió su rostro con sus manos— quizás… fue solo tu imaginación —Alejó sus manos de si cara para dedicarme una hermosa sonrisa.
—Ok, como digas —Balbuceé sin ánimos— y… estem… ¿Has visitado a algún médico? ¿La enfermería? —Lo miré expectante, si me preocupaba su salud.
— ¿Un médico? ¿Para qué? —Se sentó en frente a mí y mostró su cierta disconformidad con mis preguntas.
—Nicholas, últimamente… has estado muy frío… tu piel… —Me hizo tragar todas las palabras que tenía destinadas a decir.
—Tu misma lo dijiste. La circulación de mi sangre no es buena —Me fulminó con la mirada y suspiró agotado, al parecer agotado de mí.
—Por eso mismo. Es bueno que visites a un médico, el colegio debe estar enterado de eso, si te sucede algo… —Y aquí va de nuevo.
—Te dije que no —Me rebatió— Me siento bien, no necesito ayuda de ni un especialista ¿Ok? Detesto a los médicos… ¿Sabes? Tienes razón, lo pensaré y ahora necesito hacerlo solo —Abrió la puerta de su cuarto. Estaba inquieto y nervioso. Algo estaba ocultando.
— ¿Me estás echando? —Arqueé una ceja. Estaba siendo grosero.
—No es eso, necesito estar solo ¿Si? —Me dedicó una tierna sonrisa, seguramente para calmar mi estado.
—Ok, me voy, pero ni te atrevas a ir a verme ¿Entendido? —Pronuncié con orgullo y me dispuse a abandonar el cuarto.
—Tiffany, no te pongas melodramática —Me atrapó de un brazo.
—Y tú no seas grosero. Ahora con TU permiso, me largo de aquí —Lo miré por última vez y salí completamente enfadada en dirección a mi habitación.
Pobre de él que apareciera en un instante con extrema alegría y pretendiendo de que nada había pasado. Nadie podía tratarme así, menos él.
Eran eso de las nueve cuando mi celular me hizo caer desde el cielo.
— ¿Si? —Contesté de mal gusto.
—Tiffany, hay algo de lo que te debes enterar —La voz oscura y siniestra de Melany ponía mis pelos de punta.
— ¿Qué? ¿Otra chica más? —Pregunté con angustia.
—No, no… gracias al cielo —Suspiró— tiene que ver con tu novio.
—No somos novios —Mi orgullo llegaba lejos cuando me habían enfadar y era ahora el momento en cuando Nicholas NO era mi novio.
—Sales con el ¿O no? —Inquirió con obviedad.
—Bueno, si —Suspiré sin ánimos— Sus cambios drásticos de humor me tienen estresada, últimamente ha estado muy raro.
— ¿Cómo es su relación con Jane? —Al parecer la reciente información que le había dado no era de su interés.
—Ni idea, solo se que es su compañera en clases de Física ¿Por qué? —El latido de mi corazón se iba volviendo cada vez más acelerado, las palabras que vendrían a continuación eran obvias.
—Por lo que veo al parecer su compañerismo es mucho mas que eso —Dijo con rabia… ¿Qué era lo que sucedía?
—Melany, dime lo que sucede ahora —Reclamé cuando ya estaba lo suficiente alterada y nerviosa.
—Vine a la cafetería y vi a una pareja fuera del campus… ¿Sabes que si lo sorprendes a estas horas afuera será expulsado?
—También a ti ¿Qué diablos haces en la cafetería?... ¡Ah Dios! No importa, dime que sucede con Nick —Pateé molesta el suelo y apreté el puño de mi mano libre.
—No los e visto besándose, pero si están muy cerca y ella ¡uy! Coquetea con él sin importarle que esté contigo —Imitó un tono de voz burlón.
—Juro matarlo apenas lo vea —Expresé con rabia. Nick nunca había hecho algo así ¿Por qué comenzaba ahora? —Gracias por avisarme Mel —Farfullé.
—Descuida, para eso están las amigas… Así que apenas lo vea dale su merecido al muy desgraciado —Rabeó— Bueno, era eso… te quiero, Bye —Terminó por adaptar un dulce tono de voz y colgar como si hubiese llamado para darme felicitaciones por algo.
Tiré el celular contra una pared, solían darme grandes arrebatos cuando las cosas no salían a mi favor, cosas que realmente eran importantes para mí, en este caso, Nicholas.






































Capítulo Nº12

No sabía si explotar en un ataque de histeria o dejarme caer en la cama y llorar para no parar más. No, yo debía ser fuerte, debía demostrarle que me importaba lo más mínimo, si lloraba lo haría sentirse importante, a todos los chicos les agrada eso.
—Maldito estúpido —Murmuré mientras sacaba helado de la pequeña nevera que relucía en mi habitación.
— ¿Maldito estúpido quien? —Una voz varonil dejó a mi corazón pegado en el techo.
Me giré afligida y apegué mi cuerpo en la pequeña máquina. Como era de esperarlo, ahí estaba, muy sonreírte por cierto.
Puse la mejor cara de odio y sentí la necesidad de tirarme encima y a golpes deformar su hermoso rostro, pero no… era una dama, tenía clase y debería saber llevar la situación.
—Tu —Sonreí irónica y me crucé de brazos— Que cínico eres, juro que me dan ganas de reventarte la cabeza.
— ¿Qué? —Carcajeó confundido— ¿De que rayos me estás hablando?
—Eres un mentiroso. Resulta que pensé que eras diferente, pero no. Eres idéntico a los demás. Patán —Farfullé y suspiré llena de rabia— Ahora lárgate de mi cuarto.
— ¡Tiffany! —Exclamó y se me acercó para poder sus tan frías manos en la piel descubierta de mis brazos— De verdad no puedo entender de lo que me estás hablando.
— ¿Ah no? A ver… déjame refrescarte la memoria… ¿Te suena eso de andar con Jane, muy provocativa debo añadir, a eso de las nueve de la noche ¡AFUERA DEL CAMPUS!? —Exclamé las últimas tres palabras y me solté de sus brazos para caminar hasta la tele, encenderla y sentarme como toda una experta en rabietas frente a la pantalla.
— ¡¿Qué?! —Exclamó y yo lo miré seria— B-Bueno… yo… Solo dábamos una vuelta, nada más… —Me miró serio y afligido, me lo estaba negando y de una forma muy patética.
— ¿Quién da una vuelta afuera las nueve de la noche cuando se supone que afuera anda un asesino? —Lo fulminé con la mirada y maldecía ser tan ingenua.
Mis ojos se llenaron de lágrimas en el momento en que pensé cuando me había entregado a él. Solo había jugado conmigo y con lo más importante que tenía, ahora seguramente planeaba desecharme.
—Tiffany, yo… —Murmuró sentándose a mi lado.
—Ya deja, no importa —Sollocé y sequé enseguida una lágrima antes de que saliera, debía ser fuerte, debía ser fuerte.
—Linda, juro que no hacíamos nada… ¿Cómo me crees capaz de hacerte una cosa así? Te quiero demasiado como para lastimarte —Susurró acariciando mi cabello.
—No Nicholas, tu no entiendes —Alejé su mano de mí— siento que… ya lograste tu objetivo conmigo y ahora planeas salir con otras chicas —Sollocé una vez más y abrasé mis piernas para luego ocultar mi rostro entre ellas.
No lo escuché decir nada durante varios segundos, por lo que me dio el derecho a pensar que lo que decía yo estaba en lo correcto, pero luego de un tiempo me abrazó y suavemente me levantó hasta quedar sentada en sus piernas y sosteniendo mi rostro para mirarnos directo a los ojos.
— ¿Crees que soy capaz de hacerte algo así? —Preguntó seguro mirándome a los ojos.
Me encogí de hombros sin pronunciar ni una sola palabra.
—Tiffany —Susurró— tengo que confesarte algo…
Mi corazón latía intensamente, sus ojos penetrantes me tenían acorralada y sus palabras misteriosas me erizaban la piel.
—Dime… —Susurré.
—Yo… nunca te había dicho esto, tenía temor a que no sintieras lo mismo, pero… me he dado cuenta, en todos estos meses, de que lo que nosotros tenemos, es algo… fuerte y yo… me di cuenta de que… de que te amo Tiffany… no te quiero, sino que te amo —Acarició mi mejilla y sus ojos brillaban.
Me quedé en silencio, no esperaba esas palabras… Nunca nos habíamos dicho te amo.
—Nicholas… —Dije sin voz— También te amo —Sonreí emocionada.
Al parecer estaba tan emocionado como yo, sonrió sorprendido y fugazmente tomó mi rostro en sus manos para juntar sus labios con los míos y formar el beso más exquisito que podríamos habernos dado.
Lento, romántico y lleno de hermosos sentimientos… eso era lo que me entregaba, incluso protección en su frío cuerpo.
Nos separamos lentamente y muy poco, solo para mirarnos a los ojos y transmitirnos lo que sentíamos.
—Lamento arruinar el momento —Susurré y reí nerviosa— pero siento curiosidad… ¿Qué hacían tan tarde tu y Jane? —Lo miré comprensiva, esperaba que con eso sintiera la confianza suficiente para explicármelo todo.
—La verdad es que… ¿Conoces a tu ex novio Justin? —Me miró serio.
Asentí con la cabeza.
—Terminaron y la encontré llorando afuera… nos quedamos charlando un rato, es solo eso, lo prometo —Llevó una de sus manos al lado izquierdo de su pecho y la otra la puso en alto.
—Te creo —Sonreí y tomé su rostro entre mis manos para volver a besarlo.




































Capítulo Nº13

Se alejó lentamente de mí y queriendo ser disimulado se relamió suavemente los labios.
—Ya dije que eres hermosa ¿Verdad? —Suspiró y acarició la tibia piel de mi mejilla.
Su simple comentario me sacó una risita torpe y nerviosa, enseguida mis mejillas estabas muy rosadas.
—No te pongas nerviosa —Lo escuché susurrar— Tiffany, se que cambiaré muy drásticamente, pero tengo que marcharme, ya.
Me acomodé en el sillón y lo quedé mirando directamente a los ojos, nuevamente comenzaba con sus cambios de idea.
—Detesto que hagas eso ¿Es acaso que te incomodo? —Pronuncié con desagrado, me molestaba tanta bipolaridad.
— ¿Incomodarme? Por supuesto que no, es solo… recordé que debía hacer algo, enserio lo lamento, pero prometo recompensarte —Se alejó de mi, sin antes haber depositado un fugaz beso en mis labios.
—A ver si entiendo. Me hechas de tu dormitorio, sales a consolar a una chica, llegas a mi cuarto, te pones nervioso, luego me dices que me amas, enseguida eres muy halagador y pronto te decides por marcharte sin darme explicación alguna. Eres muy confuso ¿Lo sabías? —Arqueé una ceja y tragué saliva algo sentida.
—Juro que tarde o temprano te lo diré, de la manera que sea lo sabrás. Resulta que las cosas se están saliendo de control, la situación se escapada mis manos y necesito hacer algo para poder… —Guardó silencio, seguramente buscando la palabra adecuada, notaba un cierto misterio en su imagen.
— ¿Para poder qué…? —Lo presioné para que siguiera.
—Para poder… Controlarme… —Susurró mirando el suelo.
— ¿Controlarte? —Repetí la palabra, confusa. ¿De que Diablos me hablaba?
—Hay muchas cosas que debes saber, cosas que ni si quiera yo sabía, pero aún no es el momento, debo saber manejar bien las cosas que están sucediendo —Me miró fugaz y luego caminó hacia la puerta sin siquiera despedirse.
— ¡Nicholas! —Exclamé molesta y caminé dos pasos— Oye, espera… ¿Es un acertijo acaso? No tengo tiempo para juegos. Sin merodeos —Lo miré expectante, necesitaba respuestas.
—Ya te lo dije. Te diré todo lo que sucede, pero cuando sea el momento adecuado, ahora no es necesario —Sonrió apenado y se devolvió hacia mí, tomó mi rostro entre sus frías manos y me besó con pasión y cariño— Te amo.
Depositó otro beso en mi frente y de un segundo a otro me encontraba en el cuarto, aún de pie y mirando la puerta sabiendo que no regresaría… por el momento.
Día viernes. Perfecto para descansar y dejar todas esas preocupaciones escolares que tanto me atormentaban día a día, fuera de tu vida por unas horas.
— ¡Maldición! ¡Tiffany, abre la puerta ahora mismo! —Exclamaron junto a infinitos y bulliciosos golpes en la puerta.
—Por dios… ¿Por qué tanto escándalo? —Gruñí al ver a Melany al otro lado de la puerta— ¿Qué? ¿Acaso hubo otra muerte? ¡Genial! —Regañé y me crucé de brazos.
— ¿Ya te lo contaron? —Murmuró con nerviosismo mientras jugaba con sus manos.
Abrí grandes ojos y mi cuerpo se congeló una vez más.
— ¡¿Es verdad?! —Exclamé alarmada.
—Es Jane… su cuerpo… bueno, está en la misma situación que las chicas anteriores… —Balbuceó y me miró en los ojos, ayudándome a buscar alguna respuesta.
— ¿Jane? ¿Ella… ella está muerta? —Sentí el interminable escalofrío. Era la chica a quien había maldecido por coquetearle a mí... chico.
Asintió.
—Muchos de padres, han venido a retirar a sus hijos del instituto… Con todo esto lo más probable que es… ¡Lo cierren! Tendremos que volver a casa —Su voz se quebró. La relación que ella llevaba con su madre no era la mejor y en estos momentos volver a casa sería como su peor castigo.
—Tranquila, de seguro encontraran la solución para todo esto —Susurré y la refugié en mis brazos al ver que sollozaba.
Me sentí mal mientras abrazaba a mi amiga. Yo había ideado un centenar de trampas para esa chica, le deseé mal y ahora estaba muerta… yo solo… estaba enojada y cuando uno está enojado… dice cosas sin pensar.
El colegio en su totalidad tubo una reunión, avisándonos que si había un asesinato más… el regreso a los hogares sería definitivo.
Me sentía dentro de una película, en realidad, de la mismísima película “[i]Harry Potter[/i]” Cuando [i]Hogwarts[/i] estaba en decisiones firmes de enviar a cada estudiante devuelta a su hogar, se suponía que [i]Sirius Black[/i] era un asesino que había escapado de [i]Azkaban[/i]. Era un caso muy parecido, solo que en esta película no habían magos, ni [i]Dementotes[/i] que cuidaran la entrada del campus.
Quizás… era muy posible que Nicholas fuese muy amigo de Jane, aunque tenía claro que la amistad entre chicos y chicas [b]no exciste[/b] y posiblemente le afectara la noticia de saber que su amiga había sido víctima del peligroso asesino. Lo peor de todo, era que no dejaba rastro… y por más que investigaran… no hallarían nada.






































Capítulo Nº14

Cuando supe que Melany estaba preparada para quedarse sola, corrí decidida por los pasillos… necesitaba decírselo a Nicholas.
El, sin importarle mucho, me acogió en sus fríos brazos y nuevamente me llenó de confianza con simples palabras.
—No te sucederá nada —Susurró sobre mis labios y luego los capturó con sensualidad.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro? —Susurré con los ojos cerrados, tratando de controlar mis desesperadas hormonas.
—Se mucho —Esbozó una sonrisa fugaz y me tomó de la cintura para así arrojarme contra una pared y acercarse rápidamente.
—Me tiene mal el asunto —Me quejé aun con los ojos cerrados, no tenía intenciones de abrirlos y encontrarme con el sensual aspecto que Nick traía encima.
—A toda chica la tiene mal, pero estoy seguro de que a ti no debería afectarte —Me presionó contra su cuerpo y yo con suerte alcancé a ahogar un gemido besando fugazmente sus labios.
—Tu seguridad me da escalofríos —Acaricié su pecho sobre la fina tela de su polera y las deslicé hasta lograr que mis brazos rodearan su cuello.
—Solo confía en ella ¿Es mucho lo que pido? —Acarició con tranquilidad mis piernas bajo la falda.
Sonreí y finalmente, fue por iniciativa propia, el hecho de hacer que sus labios tocaran los míos y así poder fundirnos en un beso que de a poco iba desencadenándose.
Sus manos, frías como siempre, recorrían mis piernas de forma vertical, haciendo presión en ellas para lograr que pronto estuvieran rodeando su cintura.
Su lengua estaba eufórica dentro de mi cavidad bucal, buscando a la mía para un reencuentro lleno de lujuria. La verdad era que ni siquiera nuestra primera vez había sido tan… salvaje.
Se alejó de mi y me miró a los ojos, al mismo tiempo aprovechó de recobrar un poco de aire y pronto volver a besarme… pero esta vez su punto fue mi cuello. El hecho de sentir como su lengua recorría mi piel, me estremecía por completo, sus dientes es hincaban y yo solo tiraba de su cabello, para contener las ganas de soltar alguno que otro ruido.
Con lo entretenido que estaba en mi cuello, me preocupé de ir levantando disimuladamente su polera. Ya tirada en el suelo… su pantalón y antes de bajarlo, se separó.
—Un día de estos no podré resistirme si seguimos haciendo esto —Sonrió malicioso y volvió a atacar mis labios.
— ¿A que te refieres? —Pregunté cuando lo alejé pocos centímetros de mi cuerpo.
Se alejó de mí y buscó su polera en el suelo.
— ¿Qué? ¿Otra vez con tus terribles cambios de humor? —Arreglé mi falda mientras lo veía vestirse.
—Tengo muchas cosas que decirte, pero ahora no es el momento… —Susurró.
Fue lo último que hablamos… siendo orgullosa lo miré enrabiada y salí del cuarto.
En mis planes estaba que Nicholas saliera detrás de mí, pero en vez de eso, me dejó esperando largas horas en mi habitación.
Eran las una de la madrugada y aún así no podía dormir, sentía que haber dejado a Nick con las palabras en la boca fue lo peor que pude haber hecho, pues ahora me sentía culpable.
Salí de la cama y envolví mi cuerpo en una bata. Con cautela eché a andar por los pasillos, si alguien me sorprendía… quizás en que castigo me vería sometida.
Al llegar frente la puerta de Nick descubrí que estaba entreabierta, por lo que me vi en completo derecho de ingresar en la habitación.
La luz estaba apagada y eso producía que mi imaginación comenzara a volar y el miedo aumentase.
—Nick —Susurré temblorosa mientras cerraba la puerta.
Al ver que no respondía, algo desesperada comencé a buscar el interruptor de la luz… tango oscuridad hacía del escenario algo tenebroso.
—Nicholas… ¿Estás aquí? —Balbuceé nerviosa palpando aún la pared.
Finalmente encontré el interruptor y al presionar el botón, pata mi mala suerte, nada dio resultado… no había luz.
— ¿Qué diablos sucede aquí? Nicholas, si estás aquí mas vale que hables… me asustas —Apegué mi espalda a la pared.
De un momento a otro, sin darme cuenta, Nicholas pareció frente a mí… y al verlo no pude evitar taparme la boca cuando estuve a punto de gritar.
— ¿Qué haces a estas horas aquí? —Me miró serio entre la oscuridad.
—Maldición… —Suspiré con una mano en el corazón. Me había asustado— Nunca vuelvas a hacer algo así ¿Oíste? —Le reproché mientras inhalaba y exhalaba con dificultad.
—Repito… ¿Qué haces aquí? —Preguntó molesto.
—Yo… lamento… yo… venía a disculparme… yo… —Balbuceé.
—Ven, vamos —Me tomó de una mano y arrastrándome me sacó de la habitación en dirección a la mía.








































Capítulo Nº15

Me lanzó dentro de la habitación sin mucha amabilidad. Me miró furioso, cerró la puerta y se cruzó de brazos.
— ¿Qué pretendías? —Regañó y golpeó a mi corazón. Estaba más que molesto, nunca lo había visto de esa manera.
—Nicholas, yo solo… quería disculparme por mi actitud de hace unas horas atrás, es todo —Sollocé.
— ¿Cómo diablos se te ocurre salir sola a estas horas de la noche? ¿Ah? —Se acercó hacia mí y me tomó de los brazos. Ahora entendía… supongo.
—Estaba dentro del edificio, no salí. Nada pudo haberme pasado —Me defendí.
—Tu no entiendes… ¡Pudo haberte pasado algo! —Exclamó furioso.
—No grites, van a oírte y pueden suspendernos —Lo miré seria— lo admito y lo lamento… se que no debí hacerlo, pero me sentía mal… además, no pasó nada, estate tranquilo ¿Okay? Después de todo tu me diste la confianza, dijiste que nada malo me sucedería —Hablé como vencedora. Eran buenos argumentos.
— ¿Eres tonta o qué? —Ok, eso me ofendió.
Arqueé una ceja y fruncí el ceño.
Me miró serio y luego suspiró.
—Te amo ¿Si? Y no quiero que nada malo te suceda, si llegara a pasarte algo… yo… me muero —Apegó su frente a la mía y dejó descansar a sus manos que hacían presión en mis débiles brazos.
—Lo lamento… lo digo por lo de hace un rato… y por lo de ahora, no quería asustarte ni nada —Abrí mis ojos para encontrarme con los de él cerrados.
Se quedó solo un par de minutos, seguramente esperando a que reconciliara el sueño. Sentía las frías yemas de sus dedos recorrer cada facción de mi rostro, mientras yo interpretaba el papel de estar en un profundo sueño.
Desperté con los débiles rayos de sol que se colaban por mi ventana. Estaba de ánimos, así que tomaría una relajante y larga ducha para un día escolar liviano.
Al estar completamente lista, me senté frente al televisor y esperé a que Melany pasara por mí. Era la rutina de todos los días.
Pasaron ciertos minutos y mi amiga no daba señal, esperé un poco más… y mas tarde, al darme cuenta de la hora, ya se me había hecho tarde.
Tomé mi mochila, la cargué al hombro y salí hecha una bala por los pasillos.
Tenía que hablar seriamente con ella, la impuntualidad entre ambas no existía. Al llegar a la sala de clases, me encontré con todos, menos con ella… lo que me pareció extraño.
— ¿Has visto a Melany? —Le pregunté a unos de mis compañeros… e igual que los otros, respondió con un seco “No”
La mitad de las clases que ese día me correspondían, habían finalizado y al igual que a Melany, Nick también pasaba por un fantasma.
Me apresuré en ir al cuarto de Nick antes de que las clases restantes comenzaran de nuevo.
—Nick —Llamé en la puerta tocando varias veces seguidas.
Y nada…
—Nicholas… —Volví a intentar.
Al igual que anoche, me aventuré en abrir la puerta… y siendo una replica de lo vivido, estaba abierta.
—Maldición —Murmuré al encontrarme con la habitación vacía.
Las cortinas aún estaban cerradas, por lo que el cuarto era iluminado por una luz tenue y débil.
Me quedé en medio del silencioso cuarto, analizando cada detalle, daba el aspecto de estar abandonado… cosas tiradas por un lado, la ropa desorganizada… un mueble abajo. Realmente era extraño considerando que Nicholas siempre fue muy ordenado.
Mies pies estaban apunto de guiarse hasta la puerta y marchar a clases, cuando un ruido parecido a un golpe chocó contra algún tipo de madera.
Todos mis sentidos se congelaron, estando sumamente atentos a lo que sucedía.
—Nick… Ya basta de bromas ¿Dónde estás? —Llamé una vez más mientras cerraba la puerta.
Nadie respondió y el cuarto volvió a quedar en silencio. Quería salir de aquel cuarto, pero por alguna extraña razón me sentía obligada a quedarme ahí parada.
Desesperada comencé a buscar mi celular en la mochila, encontré el número de Melany y marqué.
A lo lejos escuché una extraña melodía sonando… una melodía tan familiar que podría reconocerla al instante… Mis ojos se abrieron al igual que mis labios, mi corazón comenzó a latir con rapidez y mis piernas temblaron.
Era la molesta melodía que Melany tenía como tono de timbre… y se encontraba dentro del cuarto.
Alejé el celular de mi oído y comencé a seguir la música. Mis pies se movían llenos de temor… hasta que frenaron frente a una puerta, el armario. Tragué saliva y guié mi mano hasta la fría manilla. Comencé a girarla y el maldito escalofrío que siempre me acompañaba hizo su presencia en todo mi cuerpo.
Sin querer saber que era lo que me esperaba del otro lado, fui abriendo la puerta lentamente… y así aumentaba mi pulso cardiaco.
Finalmente la puerta del armario estuvo abierta hasta el final… y al mirar hacia el suelo… mi celular cayó… mi mochila se resbaló y mis manos temblaron notoriamente tapando mi boca.




































Capítulo Nº16

Apreté mis ojos con un solo propósito; que al volver abrirlos… todo fuese una horrenda pesadilla.
Sentía el corazón agitado, desesperado, asustado… al igual que todos mis sentidos. Abrí mis ojos repentinamente y miré el suelo, allí seguía.
Ahí estaba mi mejor amiga… con sus verdes ojos abiertos y fijos en un punto muerto, su camisa blanca colgada de un solo hombro estaba salpicada en líquido rojo, la falda que dejaba descubierta sus piernas estaba completamente arrugada y sus manos y cuello estaban cubiertos por el mismo color rojo intenso que cubría su camisa.
¿Qué diablos significaba esto?... Sentía como mis ojos se cubrían de lágrimas y comenzaba a sollozar con el corazón apretado. Negando que mi mejor se encontrara muerta en el cuarto de mí chico.
Inconscientemente comencé a retroceder y gracias a mis piernas temblorosas tropecé con la mochila que hace unos pocos minutos había resbalado de mi hombro derecho.
Al estar a la misma altura que Melany… y analizarla de una mejor perspectiva, noté como de a poco la imagen se iba volviendo más tenebrosa y más macabra… el miedo intenso que sentía de a poco iba envolviendo cada parte de mi cuerpo, logrado que un momento exacto, no sintiera ni una parte de mi anatomía.
Comencé a llorar retrocediendo lentamente hasta que mi espalda tocara la pared, abracé mis piernas y hundí mi rostro en ellas.
Mientras seguía sollozando, llorando en mis piernas, escuché la puerta del armario cerrarse con violencia. Mi corazón de detuvo y pegué tal salto que por poco quedé de pie.
Temblorosa y llena de miedo, levanté la vista. Nicholas estaba de pie frente a mí… la puerta del armario se había cerrado, y su imagen no era nada amigable.
—Eras tu… —Solté llorando y mirándolo con rencor— Tu eres quien ah matado a todas —Me puse de pie y acoplé mi espalda a la pared. Después de todo estaba dándole la cara a un asesino.
Con rapidez corrió hacia mí y me tomó de un brazo, tirándome de este y presionándolo con fuerza.
Comencé a llorar nuevamente. Planeaba ser fuerte, planeaba no sentir miedo, pero sus manos congeladas me provocaban el peor miedo.
— ¿Qué diablos haces aquí? —Preguntó con prepotencia mientras me sujetaba del rostro. Al ver que no respondería, que no tenía respuesta me agitó— ¡Dime que diablos haces aquí! ¡Ahora! —Exclamó furioso.
— ¡Mataste a Melany! —Exclamé llorando.
Me empujó contra la cama y caminó desesperado sujetándose la cabeza de lado a lado.
Lo miraba desconcertada y lloraba como nunca antes lo había hecho… ¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué acababa con la vida de personas inocentes? ¿Qué era lo que pensaba?
Detuvo el paso en seco y me miró tapando su boca con las manos temblorosas.
—Vete de aquí ahora mismo, ¡Vete! Y ni te atrevas a decirle a alguien lo que acabas de ver… ¿Oíste? —Me apuntó con el dedo y tomó la mochila para estirármela.
La tomé con velocidad y me puse de pie.
—Nicholas… —Sollocé tratando de encontrar sus ojos.
— ¡Vete! —Gritó con el rostro transformado… y nuevamente noté el color dorado en sus ojos.
Sentí mas mil apuñaladas en mi corazón y enseguida me di cuenta de que no tenía que hacer más.
Desesperada salí corriendo de la habitación. Mil cosas pasaban por mi cabeza… ¿Acaso tenía que decir? ¿Acaso tenía que avisarle a alguien?... temía que pronto Nicholas… hiciera algo… temía que pronto, fuera yo su próxima victima.
Corriendo desesperada, llegué a la salida del edificio y comencé a correr sin dirección alguna.
Mis ojos iban apegados al suelo, no quería que nadie que estuviese cerca se percatase de que lloraba.
Mi carrera hacia un lugar sin destino fue detenida por un fuerte pecho.
— ¡Hey! ¡Hey! —Escuché una voz masculina.
Levanté lentamente mi vista y me encontré con un muchacho de al parecer nunca había visto.
—Oye… ¿Estás llorando? —Preguntó… más bien, fue obvio… al mirarme a los ojos.
Miré hacia un lado. Detestaba que me viesen llorar.
—Lo lamento, yo… no iba por donde iba —Susurré tratando de que mi voz no sonara quebrada.
—Tranquila, está bien… también iba distraído… —Guardó silencio— Miento, más bien quería saber que hace una chica tan linda como tu corriendo y a la vez llorando ¿Estás bien? —Preguntó algo alarmado y tomó delicadamente mi rostro para hacerlo mirar a los ojos.
Al conectarme con sus ojos, sentí como cada sentido de mi cuerpo se relajaba. Asentí.
— ¿Puedo ayudar en algo? —Sonrió apenado.
Negué.
—Estem… ¿Puedo no dejarte ir y hacerte olvidar del problema? —Me miró serio.
La verdad es que encontré insólito cuando sentí mis labios curvarse y entregarle una sonrisa, no era el momento adecuado para andar tranquila y en armonía.
Deshice la sonrisa.
—No… es un buen momento para… —Me interrumpió.
—Tranquila… No muerdo —Sonrió exhibiendo unos pequeños y blancos dientes.
Volví a sonreír y sentí sonrojarme… ¡¿Qué?!
—Joseph… —Sonrió y estiró una mano— prefiero Joe.
—Tiffany —Susurré y estreché mi mano con la suya— Tiff —Sonreí.
— ¿Tiffany? —Arqueó una ceja, pensativo.
—Em… si ¿Sucede algo? —Murmuré.
—No, no… nada —Sacudió su cabeza y sonrió— Te invito un café… ¿Quieres?
Miré hacia mis lados y luego pensé… quizás un rato de conversación borraría tan solo un poco de la escalofriante escena que había vivido.























Capítulo Nº17

— ¿Y que dices? —Me apresuró al ver que estaba distraída.
Agité mi cabeza con delicadez, lo miré y sonreí desanimada.
—Creo que… me vendría bien —Articulé con desconfianza, no era el tipo de chica que aceptaba algo de un extraño. Dicen que siempre hay una primera vez.
Comenzamos con el andar. Al parecer la vida de Joe era muy agitada, es lo que pude interpretar por cada anécdota que me contaba mientras sonreía mirando el suelo.
El andar de nuestros pies ya comenzaba a marearme y al levantar la cabeza me di cuenta de cual era nuestro camino.
Nos encontrábamos rodeados de árboles. Habíamos ingresado al bosque y al parecer… habíamos caminado lo bastante para cuando mirara hacia atrás ya no divisara los departamentos.
Me detuve en seco y sentí una lejana voz diciendo… “Nunca confíes en extraños”
— ¿Sucede algo? —Preguntó con voz inocente cuando se volteó para mirarme.
— ¿Qué es lo que hacemos aquí? Pensé que iríamos a la gelatería —Me crucé de brazos y desvié la vista para mirar hacia ambos lados.
—Iremos a mi cabaña… —Susurró.
Luego de un largo silencio, lo sentí suspirar. Se acercó y tomó de mi mano.
—Lamento no habértelo dicho, pensé que si te lo decía… te negarías —Acarició con ternura el dorso de mi mano.
— ¿Qué no estudias en el campus? —Arqueé una ceja y alejé mi mano de la suya.
—Si, pero en el campus universitario —Sonrió.
Me quedé en silencio… ¿Cómo es que no me había dado cuenta? No tenía cara de seguir estudiando en media.
—Entonces… ¿Quieres volver? —Me miró desanimado… más bien… apenado.
—No —Sonreí y negué con la cabeza— Está bien, yo… solo… quería saber bien adonde íbamos —Volví a sonreír y comencé a caminar.
Al sentir que sus pasos no me seguían, me volteé. Ahí me lo encontré parado mirando como avanzaba.
—No es buena idea que vaya adelante, es mejor que…. Tu me guíes —Sonreí nerviosa.
—Seguro —Murmuró, pero lo suficiente alto para que lo escuchara con lujo y detalle.
De alguna extraña manera, me sentía segura a su lado, lo peor de todo era que no conocía nada de su vida, no más que siempre fue muy torpe al andar… o al menos eso fue lo que entendí.
Llegamos al lugar poblado por pequeñas cabañas y a lo lejos pude ver el edificio a quien llamaban… universidad.
—Es muy lindo aquí. Nunca había venido —Dije cuando entré a su “Hogar”
—Ponte cómoda, iré por algo de beber —Me sonrió y desaprecio por una puerta.
Me quedé de pie observando el lugar, estaba bastante ordenado para ser de un chico. Al rato apareció con un vaso de jugo.
—Ten —Me ofreció y yo tomé gustosa.
— ¿No te serviste? —Arqueé una ceja.
—No… tengo sed —Sonrió.
Silencio incómodo.
—Y estem… ¿Quieres ver una película? —Me miró ansioso.
Sin merodeos, acepté.
—Ven, sígueme —Sonrió y me dio la espalda para comenzar a caminar.
Llegamos a lo que supuse, su pieza. Me sentí cómoda en el momento en que entré, todo estaba en orden, no había ni una señal de polvo y el suelo brillaba.
Me invitó a sentarme en el pequeño sillón mientras el se preocupaba del video.
—Y… ¿Qué veremos? —Pregunté apenas él se acomodó a mi lado.
—La tengo guardada hace tiempo, ni yo se que es —Sonrió sin dejar de observar la pantalla.
Solo sonreí y me dediqué a prestar atención en la cinta.
Al poco rato, sentí como mis parpados pesaban, mi cuerpo parecía volar y al parecer ni una de mis extremidades hacían el intento por darse cuenta de que lo ocurría.
—Joe… —Respiré con dificultad, esto no era normal.
Mi mano dormida, casi sin movilidad, palpó el asiento del lado, por lo que pude darme cuenta de que él ya no estaba.
Hice un gran esfuerzo para mantener mis ojos entreabiertos… la pieza parecía estar vacía y a lo lejos pude escuchar unos fuertes pasos.
—Joseph —Volví a llamarlo apenas vi a una figura borrosa entrar en el pequeño cuarto.
— ¿Si? —Escuché su voz a lo lejos.
—No… no me siento… no me siento bien —Susurré con los labios dormidos.
—Sh… —Lo sentí a mi lado— estás… dormida —Susurró en mi oído.
—Quiero… volver al campus, debe ser tarde —Apoyé mis débiles manos en el sillón para ponerme de pie.
Cosa que fue inútil, mis pies tambalearon y caí al suelo sin poder moverme.
Seguramente me tomó en brazos y me recostó en su acolchado.
—No es buena idea —Susurró muy cerca de mis labios. ¿Estaba sobre mí?
—Quiero volver… —Se suponía que sonar fuerte, pero soné mas débil de lo que creen.
Con pocos sentidos funcionando en mi cuerpo, sentí sus fríos labios tocar los míos… y devorarlos con tranquilidad y sin violencia alguna.
Quería moverme, alejarme de su cuerpo congelado, pero cada vez se hacía más difícil poder ejercer algún tipo de fuerza.
Sus manos comenzaron a acariciar mis piernas descubiertas… mis brazos… y fue ahí cuando el miedo se apoderó de mí y mil imágenes de Nicholas volaron por mi cabeza.
Sollocé débil e indefensa. Ahora entendía cuando mis padres me decían que no hablara o aceptara nada de extraños.
Sus labios descendieron hasta la piel de mi cuello. Sus dientes se hincaban varias veces seguidas y aunque mi cuerpo parecía estar anestesiado, sentía cada vez más sus dientes haciendo una presión aun mayor.
Solté un grito de dolor al momento en que sentí sus dientes incrustarse en mi piel y enseguida tube la sensación de arder en llamas.
Comencé a llorar al mismo tiempo que mis labios soltaban gemidos y gritos desesperados.
En el momento en que sentí el oxígeno ausente en mis pulmones, escuché un grito y el cuerpo de mi atacante se alejó de mí indefensa anatomía, pero aún así, el ardor… seguía corriendo por mis venas y el dolor aumentaba cada vez más.

















Capítulo Nº18

Con las pocas fuerzas que quedaban en mi cuerpo, conduje mi mano derecha hasta el lado izquierdo de mi cuello. Sentí la yema de mis dedos humedecerse y los devolví hasta que mis ojos pudieran apreciar que era lo que sucedía.
Con la vista borrosa pude distinguir el color rojo que bañaba a mis dedos y enseguida apreté los ojos queriendo despertar de una pesadilla.
Lograba distinguir dos voces diferentes, se oían gritar, pelear o algo parecido.
De un momento a otro, el ruido desapareció, excepto mis quejidos y llanto.
—Tiffany —Escuché una voz pacífica cerca de mí.
Casi sin aliento miré hacia los lados y lo único que logré reconocer fue una sombra.
—Aléjate —Murmuré con dificultad.
—Tiffany, dios mío… esto es mi culpa —Sentí la voz quebrarse— Amor… perdóname ¿Si? De verdad esto es… es mi culpa, por favor.
Sentí elevarme, supuse que debía de estar en sus brazos.
—Amor, te prometo que estarás bien —Sentí unos fríos labios en mi frente y luego silencio.
Ya no sentía mi cuerpo, no sentía nada y tampoco veía nada.
Desperté con el cuerpo liviano, como si todo ese dolor que había sentido hubiese sido parte de mi imaginación… y quizá lo era.
Me senté en la cama y observé mi alrededor… todo estaba tranquilo y no había nadie en que me acompañase… o al menos… hasta cuando la puerta del baño se abrió y Nicholas apareció con el rostro apenado.
— ¿Qué haces aquí? Vete… —Dije retrocediendo con torpeza hasta que mi espalda se acopló a la pared.
—Tiffany, tranquila yo… —Se acercó y se sentí en la cama— solo… quiero pedirte disculpas —Me miró directo a los ojos.
¿Disculpas? Palabra familiar… Alto ¿Quiere decir que no fue una pesadilla?
Llevé mi mano al lado izquierdo de mi cuello y me encontré con un pequeño vendaje de gasa. Toda la experiencia vivida había sido verdad.
—Aléjate de mi —Sollocé y abracé mis piernas… me sentía indefensa e insegura a su lado.
—No Tiffany —Su voz estaba quebrada— Menos ahora…
— ¡¿Menos ahora?! —Exclamé al interrumpirlo— ¡¿Qué diablos es lo que sucede?! ¿Qué es lo que está pasando? ¿Dónde está Melany? —Sentí como mis ojos se cubrían de lágrimas.
—Por favor, déjame explicártelo… —Se acercó y posó sus manos en mis brazos. ¿Qué había ocurrido con su temperatura? Ya no la sentía fría como de costumbre.
—Dime - donde – está – Melany —Apreté mis dientes y lo miré furiosa.
Noté como tragaba saliva y me miraba con nerviosismo.
—Ella está… ella está… muerta —Susurró.
Lo quedé mirando sin aliento… esto no estaba ocurriendo.
— ¿Fuiste tu? —Pregunté con dificultad.
Apretó sus ojos y asintió con la cabeza.
Sin pensarlo dos veces empujé su cuerpo hacia atrás, me puse de pie y corrí hacia la puerta tratando de ahogar el llanto en gemidos.
Giré la manilla desesperada, pero el seguro estaba puesto. Me volteé y me apegué a la pared.
—Déjame salir —Sollocé y sentí mi cuerpo tiritar.
—No, tienes que saber que es lo que ocurre —Suspiró parándose frente a mí.
—No necesito saber más… eres un asesino —Agaché mi rostro y apreté los ojos con el miedo apoderándose de mí.
Sentí su anatomía cerca de mí y sus manos se posaron en mi rostro para levantarlo y hacer que lo mirara directo a los ojos.
—No te haré daño —Susurró secando mis lágrimas con los pulgares.
—Te… te tengo miedo… Nicholas —Sollocé en un susurro y lo miré a los ojos.
Suspiró y besó mi frente.
Tomó de mi mano y me guió de nuevo hacia el acolchado. Nos sentamos y miré el suelo.
—No puedo dejarte hasta que estés enterada de lo que sucede… prometo estar lejos de ti si… aceptas que es lo que está pasando, más en estos momentos —Tomó de mi mano y yo no le di importancia— ¿Crees en leyendas?
¿Escuché bien? Enseguida levanté el rostro y lo miré.
— ¿Qué? —Arqueé una ceja.
—Será difícil de creer, pero de a poco te irás dando cuenta sola —Me sonrió apenado.
—Sin merodeos, dime de una vez que es lo que sucede —Exigí molesta.
—Somos… no somos humanos Tiffany —Me miró nervioso.
— ¡Oh por dios! ¿De que rayos hablas? ¿No somos humanos? ¡Entonces ¿Qué es lo que somos?! Y alto… ¿Somos? —Esto había sido la gota que rebalsó el vaso. No tenía paciencia para que viniera a decirme estupideces… menos cuando había sido el responsable de una muerte… quizás de cuantas.
—Somos Vampiros Tiffany —Pronunció con un cierto dejo de frialdad.
Lo quedé mirando sin expresión alguna… ¿Acaso esperaba que le creyera?
— ¡Ha! Y déjame decirte que soy Ariel, mi padre es Tritón —Fruncí el ceño y suspiré molesta— ¿Podrías irte? Esto ya es suficiente —Tomé mi rostro entre ambas manos.
—No me crees ¿Verdad? —Murmuró.
—Así es —Gesticulé con desagrado.
Me tomó de un brazo y me condujo hasta el gran espejo de mi habitación.
—Nicholas, si tenemos reflejos… ya deja de jugar —Me quejé.
—Lo de los reflejos es solo un mito —Se puso a mi lado— Quítate la venda que traes en el cuello —Ordenó.
Sentí un escalofrío interminable… Miedo.
—Vamos, hazlo —Me miró expectante a través del espejo.
Temblorosa llevé mis manos a mi cuello y cuidadosamente me deshice del vendaje. Me acerqué al espejo y observé la herida… imposible.



























Capítulo Nº19

—Tu… —Susurré al mismo tiempo que me giré para mirarlo— ¿Tu eres el responsable de esto? —Sollocé volviendo a cubrir la herida con la venda de gasa.
Me miró entristecido y suspiró.
—No —Susurró.
— ¿A no? ¡¿Entonces quien?! —Exclamé furiosa, eran muchas cosas en un solo día… sentía que en cualquier momento no resistiría más y caería al piso vencida por tantos problemas y cosas paranormales que dejaban una marca.
—Fui Joseph —Escondió sus manos en los bolsillos.
Joseph… ¿Joseph? ¿Cómo es que sabía su nombre?
— ¿Lo conoces? —Arqueé una ceja y sentí el nudo en la garganta… ¿Qué era todo esto que me sucedía?
—Es mi hermano… Tiffany —Suspiró— Ven aquí, es hora de que ya lo sepas todo, necesito decírtelo de una vez —Me estiró una de sus pálidas manos.
Con disgusto… la acepté y delicadamente me atrajo hacia él, nos sentamos en el acolchado y lo miré apenada.
—Es mentira sobre lo de… vampiros ¿Verdad? —Vamos, hay que ser realista, esas cosas no existen.
No dijo nada, solo negó con la cabeza.
—Nicholas, ya deja de mentir, debe de haber una explicación…
—Y la hay —Me interrumpió impaciente— ¿Por qué crees que nunca como? Ese día que fuimos a acampar… ¿Por qué crees que me alejé de la carpa? No quería que te dieras cuenta de que no dormía… ¡No duermo! ¡No como! Y creo, estoy muy seguro de que puedo saber donde te encuentras, es como… un rastreador, un radar, no tengo idea, todo esto… también es nuevo para mí, estoy aprendiendo a manejarlo… es complicado —Suspiró y me miró directo a los ojos.
— ¿Cómo que es nuevo? Si es verdad todo esto que me estás diciendo… Lo eras antes de conocerme ¿O no? —Arqueé una ceja.
—No… ese día de la junta ¿Recuerdas? Una chica se me acercó y yo me alejé, me sentía mal estando ahí y no poder tenerte a mi lado…
— ¿Por qué no me llevaste? —Cuestioné molesta.
—Porque esas juntas son de mala fama y no quería que estuvieras involucrada en algo así, fui por la simple razón de que Chris es uno de mis mejores amigos. Como iba diciendo… esa noche, una chica se me acercó y enseguida me alejé de ella… era molesta, incómoda y nada agradable, comenzó a seguirme durante toda la noche y yo solo la esquivaba con impaciencia... finalmente me largué sin decirle a nadie, pensé que me había desecho de su psicopatía, pero cuando estaba apunto de salir del campus para ir contigo, se cruzó de la nada… me asusté y… traté de esquivarla una vez más, daba miedo… era escalofriante, pero sin resultado, terminé de un segundo a otro, en el bosque, con ella sobre mí y atacándome, tenía una gran fuerza… y el dolor cada vez penetraba más… pero, por alguna razón, logré escapar… a los días después…. Volvió a cruzarse pidiendo disculpas, me contó todo y al igual que tu, no creí ni una sola palabra, me dijo que le preguntara a Joe, él había sido el… responsable, fui con él y… no tube más opción que creer en lo que me decía y aceptar todo lo que comenzaba a pasarme. Desde entonces… trato de mantenerte a salvo y mato a otras chicas, a veces… llamas mi atención y siento la necesidad de… —Guardó silencio, agachó su rostro y lo cubrió con sus manos.
Ni si quiera pude decir algunas palabras para poder ayudarlo a continuar. Mis ojos estaban bien abiertos y mis labios estaban entreabiertos, no podía creer todo lo que me decía.
Levantó el rostro y me miró con los ojos envueltos en lágrimas.
—Te amo Tiffany —Sollozó— Eres lo más importante que tengo, sin ti… yo… ¡Ay Dios! Traté de protegerte, todos los días hacía el intento para mantenerte a salvo, no podía descontrolarme contigo… ¡Maté a otras chicas! Solo para no lastimarte a ti y que no pasaras por esto… y ahora… todo es mi culpa —Acarició mi mejilla y sonrió apenado.
—Nicholas —Sollocé y sentí una lágrima correr por mi mejilla— Nada de esto es tu culpa, solo es… la mía, debí haberte escuchado desde un principio… soy yo y mi estúpido orgullo… Te amo… te amo mas que a nadie en este mundo —Sin más esperar, tomé su rostro entre mis manos y lo besé con desesperación en esos rojos labios que me llevaban al éxtasis.
Sentí que me respondía en un instante, pero más calmado y pacífico.
Caímos en el acolchado y me acomodé sobre su perfecta anatomía.
—Como explicas… que hace un rayo yo… estaba dormida —Susurré apenas a unos centímetros de sus labios.
— ¿Joe te dio algo de beber? —Acarició mi espalda.
Asentí con la cabeza.
—Es eso… seguramente… tu sabes lo que debe de haber hecho —Frunció el seño.
—Supongo —Suspiré.
—Tiffany… —Susurró dejándome caer a un lado, se acomodó apoyando su codo en el colchón y su cabeza en la mano.
— ¿Si? —Hundí mi mano por debajo de la chaqueta.
— ¿Quieres ser mi novia? —Sonrió.
Mordí mi labio inferior, había esperado tanto para este momento… nunca creí que fuera en una circunstancia así de grave, pero… era el momento adecuado para hacerme olvidar algunos detalles y empezar todo de nuevo.
—Si Nick… si quiero ser tu novia —Sonreí nerviosa.
Sonrió emocionado y tomó de mi cintura para apegarme a su pecho y besarme pasionalmente en los labios.
Su piel ya no se sentía helada, es más… la sentía a la temperatura perfecta.
—Nick —Susurré empujándolo un poco para poder mirarlo.
— ¿Si? —Besó mi frente.
—Hazme sentir que te pertenezco —Susurré mirándolo a los ojos.






























Capítulo Nº20

Sonrió de costado y se acercó con cuidado hasta mis labios. Nos besamos sin descontrol, sin… esa “Agresividad no agresiva” Que solía caracterizarnos.
Su lengua mentolada abrió paso entre mis labios y se aventuró delicadamente a recorrer mi cavidad bucal sin apresurarse.
Su mano que ejercía presión en mi nuca, dejó la tarea y a los dos segundos Nicholas se alejó.
— ¿Sucede algo? —Susurré calmada acariciando su mejilla.
—Es que… antes de… que ocurra algo… más —Sonrió con la vista agachada— Yo… quería estar… verdaderamente seguro de que si… tu me amas Tiffany —Besó mi frente y sonrió con ternura.
—No se como puedes preguntar eso —Susurré— Te he amado desde el momento en que te vi Nicholas, no se como lo has notado —Reí traviesa y sin esperar más tomé su rostro entre mis manos para arrastrar sus labios hasta los míos.
Seguíamos siendo tranquilos, delicados… pero aún así ya comenzaba a notarse un cierto grado de sensualidad y pasión en el beso.
La poca presión, que iba creciendo de a poco, obligaba a mi cuerpo terminar estirado por completo en la cama, y su anatomía de a poco iba acomodándose sobre la mía.
Sus suaves manos acariciaban mi vientre sobre la delgada polera que llevaba…
—Tiffany —Susurró sobre mis labios— ¿Por qué estas tan tranquila? Pensé que cuando te enteraras… no querrías verme más y me maldecirías por siempre.
Lo miré a los ojos, parecía estar conmocionado.
—Nick… se que esto que me acaba de pasar, es algo… que hace pocas horas atrás estaba fuera de mi mundo... ya no puedo ignorarlo, tu traes esta marca y tu… tu perteneces a mi mundo, a mi corazón —Sonreí.
Mordió su labio inferior y volvió a atacar mis labios, mientras yo, enredé mis dedos en su sedoso cabello enrulado.
Sus labios se desplazaron desde los míos, por mi mejilla, mi mandíbula, hasta llegar a la piel de mi cuello y besarme sin compasión alguna.
El hecho de que hincara los dientes tan seguidamente en mi piel me volvía loca y no hacía más que suspirar sonoramente y tirar de los rulos que colgaban en su nuca.
Se alejó de la piel de mi cuello para mirarme a los ojos y comenzar a tirar de mi remera hacia arriba. Al quitarla por completo sonrió con ternura y dirigió su vista a mi pecho que subía y bajaba por falta de oxígeno.
Ni si quiera sentí nervios cuando noté sus ojos fijarse en ese punto de mi cuerpo, de hecho… estaba relajada y segura de lo que estaba ocurriendo.
Se alejó de mi cuerpo y se hincó en la cama, me extendió una mano y me hizo quedar frente a él.
Tomó mi rostro entre sus manos y me besó con lentitud, con sensualidad. Sus manos se deslizaron por mi cuello, por mis hombros hasta llegar a mi espalda y encontrarse con el broche de mi bracier.
Nuevamente… se alejó de mí para mirarme y suspirar. Cerré los ojos y sentí como la prenda era corrida lentamente de su lugar… hasta sentir que nada cubría mi torso.
Con la yema de los dedos acarició delicadamente la loma de mis pechos y sus labios hicieron una leve presión en los míos.
Al sentir que ahora se encargaba de quitar mi falda, abrí los ojos y me lo encontré con su torso ya desnudo.
Llevé mis manos hasta sus hombros y me dejé caer hacia atrás atrayéndolo conmigo.
Nos besamos en los labios, esta vez más apresurados... las cosas habían comenzado lo suficientemente delicadas, como para seguir el mismo camino.
Para mis manos era un deleite acariciar el pecho tan trabajo de Nick, aunque siendo sincera, su espalda era lo que más me llamaba la atención de su cuerpo.
Mi falda, al ya haber desaparecido, me dio la facilidad de atrapar su cuerpo haciendo una fuerte llave en su cadera.
—No sabes cuanto te amo —Susurró sobre la loma de mis pechos.
Sonreí y cerré los ojos mordiendo mi labio inferior.
Sentí sus labios hacer contacto con mi piel y me estremecí de inmediato. Sus besos húmedos fueron repartidos por todo mi pecho… y ayudado por sus manos llenándome de exquisitas caricias… sentía que en cualquier momento el aire comenzaría a faltarme.
Lo empujé hacia un lado y fue lo necesario para que esta vez, fuera yo quien lo atacara. Con la decisión ya tomada, me senté en su cadera y desabroché su pantalón, tomé de los bordes y jalé de él hacia abajo.
¡Que condenado era! ¡Nadie podía tener un cuerpo tan perfecto!
Creo que Nick notó lo desconcentrada que me había dejado al escucharlo risotear. Agité mi cabeza y sonreí con timidez.
No fue mucho tiempo el que me entretuve repartiendo besos sobre la suave piel de su torso, pues a los segundos me encontraba acorralada bajo su cuerpo y sobre el colchón.
Comenzó con mortales besos desde mi cuello, mi pechos, mi vientre… y me enloqueció, créanme que… me descontroló al sentir rozar su lengua de un lado a otro en mi bajo vientre.
—Nicholas —Me quejé y tomé de su rostro hasta atraerlo nuevamente a mis labios.
Al mismo tiempo que su lengua estaba en euforia dentro de mi boca, quitaba con sus manos la única prenda que cubría mi cuerpo.
Ladeaba de lado a lado su cara para mantener el compás único que formaba nuestro beso. Mordió mis labios y succionó mi inferior con descuido, la verdad era que… ya nada nos importaba.
Luego de tantas caricias infinitas… y de haber quitado toda la ropa que quedaba en su cuerpo… lo sentí tomar de mi cintura y acomodarse a gusto entre mis piernas.
Besó por última vez mi cuello y se alejó para mirarme a los ojos… sentí un pinchazo y mis piernas se durmieron, aunque ahora… ya no era dolor.
Se movía delicadamente dentro de mí, asegurándose de tomar mi cintura para guiarme. Gemí suavemente sobre sus labios y lo miré a los ojos. So rostro estaba húmedo y brillante por el sudor que emanaba la situación, era hermoso.
Ambos gemíamos constantemente y era algo que no provocaba más que la ansiedad de seguir.
En ni un momento quitamos el contacto visual, era hermoso mirarlo y saber que era tan sincero como yo lo era con él.
La velocidad aumentó y sentía mi cuerpo volar. Gimió sonoramente sobre mis labios y cayó rendido sobre mi pecho que subía y bajaba en busca de aire.
Respirábamos agitados… y besé su cabellera para luego apoyar mi cabeza sobre la almohada y cerrar los ojos agotada.
















Capítulo Nº21

Sentí incomodidad por varios minutos, estaba agotada, más que cansada, pero aún así no era capas de conciliar al sueño.
—No podemos —Susurró después de varios minutos trascurridos.
Abrí mis ojos de inmediato y se acomodó a mi lado para poder mirarme.
—Oh… —Susurré— lo… lo había olvidado —Acaricié su mejilla.
—De hecho, no estamos cansados… solo… es algo mental, pronto te acostumbraras, los primeros días serán difíciles —Se acercó hasta besar mi frente.
Sonreí algo desanimada, desde ahora en adelante mi vida no sería normal, ni la rutina sería la misma.
Nos metimos bajo las sábanas y nos quedamos abrazados.
Pasaron los minutos, quizás horas… y aún así seguíamos desnudos bajo las sábanas.
—Será mejor que me vaya, un asesor podría venir —Susurró acariciando mi espalda.
Levanté mi rostro y lo observé. Sabía que sus facciones, cada gesto de su cara eran perfectos, pero nunca había contemplado lo maravilloso, espectacular... que era. Me observaba con dulzura y sonrió al ver mi cara de frustración al saber que se marcharía.
— ¿Quieres irte? —Sonreí y acaricié sus hombros.
—No, claro que no —Besó mi frente— Pero… sabes que no sería buena idea que nos vieran… en estas circunstancias —Risoteó.
Suspiré y volví a acomodarme en su pecho.
—Solo unos minutos más… —Susurré cerrando los ojos mientras el perfume esparcido por su tersa piel me drogaba.
Luego de un pequeño tiempo transcurrido, me encontraba ya vestida y parada esperando que Nicholas saliera del baño.
—Listo… —Apareció cuando menos me lo esperaba— ¿Estoy arreglado? ¿Se nota que acabo de tener relaciones con mi novia? —Sonrió seductor.
Mordí mi labio inferir y me acerqué para cruzar mis brazos detrás de su cuello y besar sus labios pausadamente.
—Estás perfecto —Sonreí a pocos centímetros de sus labios— y no me tientes, que te quitaría toda esa ropa tan bien ordenada en un par de segundos.
Ambos reímos, sus manos en mi cintura hicieron presión hacia su cuerpo y así poder besarnos con mayor comodidad.
Estaba disfrutando tanto el beso como sus suaves caricias bajo la polera ajustada, pero de un momento a otro las preocupaciones de la “Nueva vida” que tenía que tomar, aparecieron.
—Nick… —Me alejé tan solo un poco y lo miré preocupada.
— ¿Si? —Sonrió.
— ¿Qué es exactamente lo que sentiré al estar sentada junto a una persona normal? —Dejé que mis brazos cayeran a mis costados-
—Quizás Ansiedad, puede que tus sentidos se descontrolen, aprenderás a manejarlo, no te preocupes —Habló con naturalidad… ¿Acaso no entendía que al fin y al cabo, este tema me daba miedo?
—Nicholas, no hables como si esto fuese algo normal… ¡Necesito saberlo todo! Aún sigo asustada y no lo malinterpretes… Es que… no quiero ser una asesina —Agaché el rostro y cerré los ojos, tenía ganas de llorar. Era impotencia.
No contestó, acompañó mi silencio haciendo del momento algo tenso.
—Te entiendo —Susurró— es exactamente lo que sentía yo a un principio… Los animales nos servirían ¿No? —Ok, no era el tipo de respuesta que esperaba.
Levanté la vista y lo miré a los ojos… Aparentemente ahora mis gustos habían cambiado y mi menú principal sería ese líquido del cual están hechos los seres vivos.
—Te sonará extraño… asqueroso —Rió— Pero no hay nada más en estos momentos que llame más tu atención.
Apreté los ojos y lo abracé por la cintura, quería sentirme protegida en sus brazos.
Pronto me encontré en medio de mi cuarto acompañada de la soledad, Nick se había marchado.
Los nervios de no saber como reaccionar frente a una persona, comenzaban a surgir. Me era espantoso dar por hecho que en cualquier momento tendría la necesidad de beber la sangre de una persona. Tenía miedo.
Me quedé la mayoría de la noche con los ojos pegados en la televisión, se sentía extraño no carecer del sueño, fue por lo mismo que estuve con los dedos tecleando mil palabras en el celular. Nicholas y yo teníamos que encontrar alguna manera de comunicarnos de noche.
“Mañana no quiero que te alejes de mi” –Nick.
“Ni aunque quisiera podría. Haha” –Enviar.
“Te amo. ¿Sabías?” –Nick.
Incluso hasta por mensaje de texto sonaba encantador.
“También te amo” –Enviar.
Y así fue durante toda la noche.
Ya era de día, estaba arreglada y perfecta para salir a clases. Salí algo retrasada, había esperado a que la mayoría de las personas ya hubiesen desaparecido de cada pasillo.
Al salir del edificio me encontré con Nicholas y su mochila al hombro.
—Hola —Sonrió y se acercó para besar mis labios con ternura.
Entrelazó los dedos se sus manos con los míos y comenzamos a caminar.
— ¿Y que tal tu primera noche como inmortal? —Sonrió.
Que pregunta más incómoda.
—Extraña. Se podría decir que genial, siempre quise estar una noche completa en desvelo —Reí nerviosa.
Llegamos al edificio de clases… y la temperatura que sentía comenzaba a subir.
—Dios, hace calor… —Murmuré algo agitada.
—No. No tienes calor, es la sangre de las personas lo que llama tu atención y sientes esa sensación, pero tranquila, no sucederá nada. —Sonrió llenándome de confianza.
Sujeté fuerte la mano de mi novio y caminé con nervios por los pasillos.
No se si las cosas saldrán bien desde ahora en adelante, lo único que sé, es que siendo fuerte y sujetando de su mano… las cosas podrían llegar a ser perfectas.

~

Nos amábamos, nos amamos, nos amaremos… por siempre.






FIN ♥